Palacio Legislativo
Autor: Arquitecto Víctor Meano
(concurso)
Arquitecto J. Vázquez Varela (adaptación a su nueva
ubicación)
Arquitecto Gaetano Moretti (decoración)
G. y M. Debernardis (constructores)
Fecha concurso: 1903. 1908-1925
(construcción)
Inauguración: 25 de agosto de
1925.
Monumento
Histórico Nacional: desde 1975.
Proyectos que no prosperaron
Plano y proyecto ganador para la construcción del Palacio Legislativo año
1905
Así estaba su construcción en el año
1915
El edificio en que
funciona el Poder Legislativo, conocido desde siempre como el Palacio
Legislativo, es sin duda el ejemplo testimonial más importante que tiene el
país, de una bella y equilibrada arquitectura neo-clásica, de fuerte inspiración
griega en el conjunto de sus fachadas exteriores, de eficiente diseño
funcional, y deslumbrante en la concepción de algunos de sus espacios
interiores y en su decoración.
Vistos a la distancia, se desdibujan los
acontecimientos que culminaron con la construcción del edificio, y solamente nos
llega éste, como una hermosa realidad tangible, serena y majestuosa, con su
aleccionante significado espiritual, que nos expresa la inquebrantable adhesión
de los hombres de aquella época, a los imperecederos principios de la democracia
representativa.
El Uruguay, país pequeño de territorio y de escasos
recursos económicos, pero de fuerte raigambre democrática, consiguió plasmar en
una obra necesaria para el buen funcionamiento de la tarea legislativa, la doble
finalidad de resolver el acuciante problema funcional, y la de crear al mismo
tiempo un edificio público con características de monumento
nacional.
Por la belleza, la majestuosidad y la nobleza de su
arquitectura, y la magnificencia de los materiales empleados, se transformó en
el más digno emblema de las ideas que representaba.
Desde hace ya muchos años, como testimonio de una fe
inalterable en los principios de la democracia representativa, la inmortal frase
de Artigas ante el Congreso del año 1813, "Mi autoridad emana de vosotros y ella
cesa por vuestra presencia soberana" preside las reuniones de la Cámara de
Diputados, y de la Asamblea General.
La sugestiva frase está grabada en letras romanas estucadas en oro, sobre una "tarja o tarjeta" apropiada a esos fines, que corona el estrado de la mencionada sala.
Creímos que no debíamos describir ni reseñar con
fechas y nombres las gestiones que condujeron a la realización de este
importante edificio, ni detenernos en la descripción física de sus
características, sin hacer hincapié previamente en su significado ideológico,
que es en definitiva quien impulsó su realización, y que se expresa a si mismo
como el profundo sentimiento democrático que caracterizó esa
época.
Gestado en las postrimerías del siglo pasado y
concretado a principios del siglo XX, inicialmente mediante un concurso
internacional de proyectos de arquitectura, sufrió cambios de ubicación,
ampliaciones y modificaciones, y fue inaugurado finalmente un 24 de agosto del
año 1925.
La historia de la construcción de este Palacio se
desarrolla en tres etapas bien definidas.
La primera de ellas se inicia en la segunda mitad
del siglo pasado y llega hasta el año 1902., fecha en que se dispone por ley el
llamado a concurso público internacional, de proyectos de arquitectura para la
construcción de la sede del Poder Legislativo;
La segunda etapa se inicia con el llamado a concurso
en el año 1903, y comprende todo lo que se relaciona con las ampliaciones,
modificaciones, y construcción del proyecto premiado hasta el año 1912, en el
que Don José Batlle y Ordóñez, entonces por segunda vez Presidente de la
República, entusiasta propulsor de este proyecto desde sus inicios, da nuevo
impulso a la idea de dotar al edificio que se estaba construyendo, de la
magnificencia, nobleza, y riqueza artística de terminaciones, que su
trascendente destino reclamaba., y que por razones económicas se le había
retaceado hasta ese momento.
La tercera etapa trataría del genial aporte del
Arquitecto Cayetano Moretti, desde su contratación en el año 1913, hasta la
inauguración del edificio en 1925.
Primera etapa: La de las propuestas
preliminares.
Sin duda, luego de la declaratoria de la
independencia, el Poder Legislativo se vio enfrentado a una tarea cada vez
mayor, y se sintió como era previsible, la necesidad de proporcionarle el
espacio adecuado para su función.
A medida que se aproximaba el fin de siglo, se iban
acumulando iniciativas de distintos órdenes y procedencias, con la intención de
atender este problema. Algunos pensaron en el edificio propio, otros en
integrarlo a un conjunto arquitectónico en el que se instalarían los tres
Poderes del Estado, y los más realistas en mejorar sus condiciones de
funcionamiento ampliando el propio edificio en que estaba instalado, que no era
otro que el del Cabildo de Montevideo.
Y cuando todo hacía suponer que la propuesta de
ampliación del edificio existente sería la que mayor andamiento tendría, el
Parlamento dispuso por ley de 10 de febrero de 1896, (de liquidación del Banco
Nacional ), que su edificio se levantaría en el predio ubicado sobre la Avda.
Agraciada, frente a la Iglesia de la Aguada, entre las calles Nicaragua,
Venezuela y Pampas.
Esta definición del predio fiscal en que se ubicaría
el Palacio, no impidió que siguieran llegando a consideración de las Cámaras,
variadas propuestas para construirlo en otros predios hasta mediados de 1902. En
esa fecha se dispuso el llamado a concurso público internacional de " Un
proyecto de Palacio Legislativo para la ciudad de Montevideo ". Su ubicación
era la acordada en la ley del año 1896 a que nos hemos referido, o sea el predio
ubicado frente a la Iglesia de la Aguada.
Se creó la Comisión del Palacio Legislativo, que
presidió en esa oportunidad el entonces senador Don José Batlle y Ordoñez,. y se
comenzó de inmediato la preparación de las bases del concurso, cuya
responsabilidad se confió al Ing. José Serrato, miembro secretario de aquella
Comisión.
Segunda etapa: El concurso de proyectos para un
Palacio Legislativo.
En abril del año 1904 se aceptaron veintisiete
trabajos de arquitectos de distintos países del mundo, entre los que figuraban
tres proyectos uruguayos, dos de los cuales fueron premiados con
menciones.
Se designó una Comisión Asesora, integrada por
distinguidas personalidades, con el cometido de juzgar los proyectos y dar su
parecer y fundamentos a la Comisión del Palacio, quien debía en definitiva
producir el fallo.
Hubo consenso en la Comisión Asesora, en decidir que
no había entre todos los proyecto presentados, ninguno que cumpliera a
satisfacción plena con el programa establecido en las bases del concurso, y
por tanto, que no debía otorgarse el primer premio.
También estuvieron de acuerdo, en que había dos
proyectos interesantes que llevaban los seudónimos de Hispania 11 y Agraciada,
que sobresalían del resto de los presentados por sus distintas y particulares
bondades.
Simplificando mucho podríamos decir que uno de ellos
representaba las nuevas ideas, y el otro el espíritu conservador de la
época.
Hispania 11, representante del primer grupo, según
las expresiones mayoritarias de la Comisión Asesora que estaba juzgando los
trabajos, era el mejor como grandiosidad de planta, pero de fachada inadmisible
para un edificio representativo de uno de los Poderes del Estado. Agraciada, en
cambio, era del grupo conservador. Un proyecto de arquitectura neoclásica, que
respondía al gusto de la época, y que según su propio autor había sido inspirado
en el soberbio edificio del Parlamento de Viena, proyectado por el ilustre
arquitecto danés del siglo pasado, Don Theófilo Hansen.
Sin duda que esta pequeña síntesis sobre la
valoración de ambos proyectos, es poco ilustrativa de la importante y versada
discusión especializada, que se mantuvo en aquel Tribunal o Comisión Asesora
que estaba juzgándolos.
Pero expresa con fidelidad las observaciones
principales que allí se hicieron y que fundamentaron sus
decisiones.
Hecha esta pequeña disquisición, volvemos a nuestra
Comisión Asesora, que informa a la Comisión del Palacio de sus conclusiones y
de los fundamentos en que las apoyan. Sus conclusiones consisten en lo esencial
en declarar desierto el primer premio, otorgar el segundo al proyecto
distinguido con el seudónimo Hispania 11, y el tercero al que correspondía a la
clave Agraciada.
La Comisión del Palacio, realizó un severo estudio
de los fundamentos, que en síntesis comentamos, en que apoyó sus decisiones la
Comisión Asesora, y aceptó solo parte de sus recomendaciones, cambiando otras
fundamentalmente.
Coincide en que no debe otorgarse un primer premio,
pero difiere en cuanto a la apreciación de los valores de los proyectos
señalados con los seudónimos Hispania 11 y Agraciada. Entiende que ambos
proyectos tienen valores equivalentes, aunque distintos, como para ser
merecedores ambos de iguales distinciones, y decide adjudicarles dos segundos
premios en lugar de un segundo y un tercero como había propuesto la Comisión
Asesora. Y finalmente, elige para su inmediata construcción, el señalado con
el seudónimo "Agraciada", por ser el que reclama menores modificaciones de
proyecto, el que mejor se ajusta al presupuesto previsto, y el que tiene en su
aspecto exterior la magnificencia exigible en este tipo de
edificio.
A casi un siglo de esa decisión creemos que fue la
acertada. Se eligió construir el Palacio con una arquitectura que no iba a
sufrir el envejecimiento natural de los estilos de transición, que por su propia
condición no estaban todavía maduros. Tal vez se perdió la oportunidad de
materializar alguna de las corrientes arquitectónicas de ese momento, pero se
ganó en lo fundamental, que era exaltar con la majestuosidad del edificio que se
iba a construir, la idea de la importancia del Poder Legislativo, en un sistema
de vida democrático.
El seudónimo Hispania 11 resultó corresponder al
arquitecto madrileño Don Manuel Mendoza Sáez.
Y el proyecto elegido correspondió al arquitecto
italiano Victor Meano, radicado desde muchos años atrás en la ciudad de Buenos
Aires, y ganador también del concurso del Palacio el Congreso Nacional
Argentino, que en ese momento se estaba construyendo.
Desgraciadamente, el arquitecto Victor Meano no
llegó a enterarse de que también en Uruguay se había elegido su proyecto para
construir el Palacio Legislativo, pues murió trágicamente en Buenos Aires en el
mes de junio de 1904, antes de que la Comisión del Palacio diera su fallo
definitivo en agosto del mismo año.
Casi al mismo tiempo que se decide la elección del
proyecto que se desea construir, se resuelve cambiar su
emplazamiento.
Las razones eran realmente muchas e importantes. :
El terreno de que se disponía por mandato de la Ley de 1896, no era realmente el
adecuado para construir allí el importante edificio que se estaba
gestando.
La opinión general coincidía en que a la importancia
del Palacio de las Leyes que se había proyectado, debía corresponder un entorno
mucho más amplio, desde el que se pudiera apreciarlo en toda su belleza, y al
mismo tiempo que resolviera problemas de aglomeraciones de público y del
tránsito ciudadano.
Por otra parte las Comisiones que se habían
encargado de la elección del proyecto que ahora se iba a construir, también
habían señalado la necesidad de agrandar algunos espacios del proyecto premiado
razón demás para tener que ubicarlo en un terreno de mayores dimensiones de las
que tenía el que disponían frente a la Iglesia de la Aguada.
Se decidió entonces, (año1905), ubicarlo en la Plaza
Gral. Flores, espacio de forma asimétrica, casi triangular, muy cercano al
predio que anteriormente se había elegido, ubicado entre las calles Sierra, al
Este, Guatemala al Sur, y un tramo de Agraciada al Oeste.
En la base de este triángulo, que era la calle
Guatemala, se ubicaba el edificio mirando al noroeste.
Los planos hechos con ese fin, demostraron que la
nueva ubicación tampoco era la adecuada, si no se procedía a ampliarla hasta
conseguir una buena relación espacial entre el edificio y su
entorno.
El legislador Ing. Victor Sudriers, lo dice
magistralmente en un informe a sus pares de la Comisión del Palacio
Legislativo.
Señala que todo edificio guarda siempre correlación
con los terrenos y adyacencias para donde se proyectan, y que esta correlación
es del orden de magnitud y de forma, y por tanto, que no puede ser que el exiguo
y simétrico edificio proyectado para el terreno regular de la Avda. Agraciada,
se pueda implantar, sin hacer los ajustes necesarios, en un terreno irregular y
asimétrico completamente distinto del previsto en primer
término.
Insiste entonces que debe considerarse el problema
en tres aspectos fundamentales:
1) Aumentar la superficie edificada para corregir
algunos espacios poco generosos, que fueron observados en el fallo del
concurso.
Para resolver la mayor parte de esos problemas propone alargar en veinte metros el eje mayor del edificio.
2) Regularizar las adyacencias de la Plaza Gral
Flores, haciendo las expropiaciones que fueren necesarias, para llegar a un
entorno que responda a la forma del proyecto que deberá contener, y de
superficie adecuada para permitir el fácil acceso desde todas las calles o
avenidas que allí llegan, y de cómodo desplazamiento de carruajes, y desfile de
tropas, en las oportunidades en que el protocolo del Parlamento así lo
requiera.
3) Y finalmente orientarlo como lo está actualmente,
es decir con su eje principal coincidiendo con el de la Avda. Agraciada. Sur, y
su fachada principal mirando al Sur, enfrentando a la referida Avenida, y no
como se había propuesto en primera instancia, con su fachada principal mirando
al noroeste.
El legislador Alberto Canessa se suma como miembro
informante a la propuesta del Ing Sudriers, y también lo hace una Comisión
Asesora, nombrada especialmente con la finalidad de estudiar ese
informe.
La Comisión del Palacio procede en el sentido que se
le aconseja, .y hace su informe acompañándolo de un proyecto de ley referente a
las expropiaciones de la Plaza Gral. Flores y sus adyacencias.
Podría decirse que en este momento comienza el largo
proceso del embellecimiento de los alrededores del Palacio, previéndole en su
entorno un espacio equilibrado con su magnitud y con su forma.
Mucho más tarde el Arq Cayetano Moretti, a quien se
confió en el año 1914 la terminación del edificio, concretó esas ideas en una
plaza rectangular formada por una corona de edificios porticados en planta baja,
ubicados al Norte, al Este y al Oeste del Palacio. Separaba a setenta metros las
nuevas fachadas y preveía un espacio mayor hacia el Sur frente a la entrada
principal. En suma un espacio cerrado por un marco de edificios con el Palacio
al centro.
Sin duda Moretti deseaba aislar el Palacio de sus
adyacencias, que no debían ser muy gratas de ver en aquella época, y ordenar de
alguna manera el entorno del majestuoso edificio que se estaba
levantando.
Este tipo de solución, aunque fue modificándose en
sus detalles, continuó vigente hasta el año 1958 en que se estudió un nuevo
concepto, que fue el de enjardinar los alrededores del Palacio hasta los límites
naturales del pentágono que forman las calles que lo circundan, (Madrid, Batoví,
Agraciada, César Díaz, y Francisco Acuña de Figueroa.) canalizando por ellas la
circulación vehicular no propia del Palacio, y reservando las superficies
enjardinadas así obtenidas para futuras ampliaciones del Poder
Legislativo.
Parte de ese programa se cumplió con la construcción
del nuevo Edificio Anexo, alejado cien metros del Palacio y no setenta como se
preveía en los estudios anteriores, y con las expropiaciones que se vinieron
realizando desde el año 1958 a la fecha.
En el año 1905, aprobadas las ideas sobre el nuevo
emplazamiento del Palacio, se encargó la ampliación y ajuste del proyecto de
Meano., a los arquitectos Don Jacobo Vázquez Varela, prestigioso profesional de
nuestro medio, y a Don Antonio Banchini, colaborador directo del Arq, Meano en
la construcción del Congreso Nacional Argentino Terminados los recaudos
correspondientes la Comisión del Palacio llamó a licitación pública para la
construcción, y adjudicó la obra a la propuesta más baja y conveniente, que fue
la de la firma Manuel y Juan Debernardis.
Un año más tarde, en 1908, se iniciaron los trabajos
que continuaron sin alteraciones fundamentales hasta la contratación del Arq.
Cayetano Moretti, en 1913, a quien se confió la terminación del edificio de
acuerdo a las nuevas ideas que impulsaba entonces la Comisión del Palacio y el
propio Presidente de la República, y que determinaron cambios fundamentales en
su aspecto final.
Durante todo el tiempo que duró la construcción del
edificio, actuó como representante de la Comisión del Palacio, en carácter de
Director Técnico, el Ing. Don José Foglia.
Tercera etapa: La obra de Moretti
Ocuparse de la obra que realizó Moretti en el
Palacio es hacerlo de parte importante de la historia de la construcción del
edificio. Es el relato de las modificaciones que debieron hacérsele para que
alcanzara la majestuosa presencia con que ha llegado a
nosotros.
El profesor Cayetano Moretti , no era un arquitecto
neo clásico, como podría presumirse de acuerdo al trabajo realizado en nuestro
Palacio.
Era un gran arquitecto italiano, de ideas modernas,
muy culto y versado en arquitectura clásica, de gran experiencia, autor de
importantes obras, y docente afamado, que en ese momento (1913) se encontraba en
Buenos Aires para atender la construcción del monumento a la Independencia
Argentina.
Establecidos los contactos correspondientes por la
Comisión del Palacio, ésta le contrató finalmente, y puso en sus manos sus
sueños de transformar el edificio del Poder Legislativo, ya muy avanzado en su
construcción, en la obra más representativa del Uruguay.
Su colaborador uruguayo más importante fue el
arquitecto Don Eugenio Baroffio, figura de singular relieve en nuestro medio,
que tuvo a su cargo años más tarde la responsabilidad de la conservación del
Palacio. Y su representante permanente en Montevideo y también eficaz
colaborador, fue Don Darío A Pedroni, de origen italiano, que se radicó en
nuestro país en 1914.
Es preciso señalar que la obra del arquitecto
Moretti, es el epílogo de un largo proceso de ajustes del proyecto original del
arquitecto Victor Meano, ganador del concurso que se había efectuado en 1904. Su
sorpresiva muerte dio lugar a que esos ajustes lo realizaran los arquitectos
Jacobo Vázquez Varela y Antonio Banchini.
A ellos se encargó adaptar el proyecto de Meano a
las exigencias de una ubicación distinta a la que se había previsto cuando se
realizó el concurso, y corregir las carencias que se le habían señalado en el
fallo.
Es pues, sobre un proyecto definido y avanzado en su
construcción, que coartaba su libertad creadora, que el Arq. Moretti debió
elaborar su plan de transformaciones y decoraciones posibles. Y lo hizo con el
mejor de los resultados, modificando lo que creyó necesario, aprovechando viejas
estructuras, o cambiándolas radicalmente e introduciendo nuevas formas
arquitectónicas en la construcción. Utilizó además con gran maestría suntuosos
materiales en la decoración. Incorporó al edificio, irrepetibles artesanías en
maderas nobles, en mármoles y pórfidos, y en bronce, y enriqueció la decoración
con profusión de esculturas, bajo relieves, vitrales, mosaicos venecianos y una
equilibrada ornamentación clásica.
Puso toda su sabiduría y sensibilidad en el manejo
de las proporciones, los colores, y los materiales, obteniendo en muchos casos
resultados deslumbrantes.
En la obra del Arq. Cayetano Moretti, pueden
considerarse dos aspectos primordiales. El primero de ellos es el de su
gravitación personal, de brillante arquitecto, sobre toda la terminación de la
obra, que trata en lo general del mejoramiento de lo ya realizado, aprovechando
algunas veces estructuras existentes, y otras creándolas, y de la excelente
decoración que supo dar a todos los ambientes del Palacio, y de la calidad y del
acierto en la elección de los materiales que utilizó.
Este aspecto de su labor dio el tono general
majestuoso y a veces solemne que tiene el edificio.
Pero, a pesar de la importancia que sin duda reviste
su gravitación en lo general, creemos que su intervención consagratoria
consistió en haber introducido nuevos elementos arquitectónicos, como el
Lucernario, en la composición general del edificio, que modificó sustancialmente
la relación del conjunto con el espacio exterior, y la introducción de la bóveda
y el Crucero en el Salón de Pasos Perdidos, dándole una grandiosidad que no
tenía.
Este gran Salón es el eje principal del edificio. Se
comunica al Sur con el Vestíbulo de Honor al Norte con la Sala de Fiestas; y
tiene a cada uno de sus lados mayores, las entradas a los Recintos
Parlamentarios.
El Salón de Pasos Perdidos
Los mayores y más relevantes aciertos del Arq
Cayetano Moretti en las modificaciones que introdujo en el Salón de Pasos
Perdidos, fueron, como ya lo señalamos, la incorporación de la bóveda romana
como techo de la nave central del Salón de Pasos Perdidos, la creación del
Crucero, también abovedado, y la de la bella Linterna o Lucernario que corona
el cruce de ambas bóvedas, apareciendo al exterior como una maravillosa torre de
mármol, que señala desde muy lejos la presencia del Parlamento
Uruguayo.
Este gran salón de Pasos Perdidos, que se había
proyectado cubrir con un techo plano, adquiere con la solución de Moretti, una
grandiosidad espacial solo comparable a la que ofrecería la nave central de una
gran catedral del Renacimiento.
Su techo consiste ahora en dos bóvedas de cañón
corrido, que se cortan en el cruce por medio de cuatro arcos torales sobre los
que se levanta el cuadrado del Lucernario, que tanto caracteriza al edificio en
su exterior.
La bóveda de la nave central de Pasos Perdidos esta
dividida en dos partes iguales por la bóveda del Crucero que la atraviesa. Su
iluminación cenital se hace por tres grandes vitrales. Dos de ellos de
superficie curva adaptada a la curvatura de las bóvedas en que están colocados,
y un tercero de superficie plana ubicado a mayor altura dentro del Lucernario
que corona el cruce de ambas bóvedas, la de la Nave Central y la del
Crucero.
El Crucero, muy corto, lo necesario para recibir las
galerías o naves superpuestas laterales que rodean la nave central de Pasos
Perdidos, crea el espacio previo adecuado para llegar a las magníficas puertas
de las Antesalas de las Salas de Sesiones de Diputados y de
Senadores.
Sobre cada una de ellas, un pequeño frontón griego,
y gran riqueza de esculturas y bajo relieves, obras del escultor compatriota Don
Edmundo Prati. Más arriba hermosos vitrales en colores en forma de media
circunferencia ejecutados sobre cartones del artista italiano Don Juan Buffa,
complementan la iluminación del Salón de Pasos Perdidos.
La bóveda de la nave central, ricamente artesonada y
enriquecida con relieves del escultor compatriota José Belloni, termina su
recorrido en dos lunetos cubiertos por espléndidos mosaicos, decorados con temas
alegóricos sobre cartones del mismo artista italiano Don Juan
Buffa.
El Lucernario o Linterna del Palacio
El Lucernario del Palacio es junto con la
transformación del Salón de Pasos Perdidos el elemento que da al edificio del
Poder Legislativo, su reconocida personalidad entre los pares de su
época.
El proyecto original de Meano, fuertemente inspirado
en el Parlamento de Viena, pretendía sin conseguirlo, que su edificio diera la
impresión de horizontalidad que daba la obra de Hansen.
Moretti entendió que las dimensiones del volumen
edificado reclamaban, por el contrario, culminar en su centro con un cuerpo
elevado.
Y decidió elevar entonces ese hermoso Lucernario
cuadrado en el centro del edificio, decorándolo con elementos provenientes del
estilo griego, entre los que cabe señalar especialmente las veinticuatro
cariátides, de casi cuatro metros de altura cada una, seis por lado, y soberbios
pináculos en cada esquina. Las cariátides, figuras de mujer con largas
vestiduras, que aquí se utilizaron solo como pilastras, los griegos las usaron
como columnas en la bella tribuna del Erechtéion de Atenas, visita obligada de
estudiosos y turistas.
Hay solamente doce cariátides diferentes que tienen
significados diversos y que fueron hechas por distintos escultores. Con ellas se
cubren dos lados opuestos del cuadrado del lucernario, y los otros dos restantes
se cubren con repeticiones de las mismas.
Además de su intrínseco valor estético, la
importancia de este lucernario creado por Moretti, reside fundamentalmente en
que logró mejor adaptar la forma del volumen edificado al espacio en que se
encuentra ubicado, y que favoreció sin duda las perspectivas que genera desde
cualquier ángulo que se le mire.
Otras realizaciones importantes
Además de las comentadas importantes modificaciones
que se introdujeron al proyecto de Meano en el Salón de Pasos Perdidos, y con la
creación de la Linterna, muchos otros cambios se fueron realizando para
transformar aquel edificio en el Palacio que es actualmente. Ya sea por la
acertada decoración agregada, o por una más profunda transformación del diseño,
o por la calidad de los materiales empleados., el milagro se produjo y el
edificio se transformó en Palacio, en un Palacio majestuoso y solemne. En el
exterior, además de la bella Linterna o Lucernario del que nos hemos ocupado,
surge como elemento de gran atracción el Pronao o Pórtico de entrada, con su
hermoso tímpano decorado con relieves de gran jerarquía realizados por el
escultor italiano Gianino Castiglioni, de inmejorable diseño e impactante
realización.
Este importante y bello elemento arquitectónico
está precedido del instrumento de acceso que componen la gran escalinata y las
rampas.
Por razones de espacio, el proyecto de Meano no
tenía bien resuelto el desarrollo de las rampas de acceso vehicular que hacía
llegar hasta el nivel del piso del Pronao.
Los Arqtos. Vázquez Varela y Banchini corrigieron el
defecto apuntado, descendiendo el nivel de la llegada de las rampas a la mitad
de su altura, .con lo que consiguieron darles un desarrollo mucho más amplio y
adecuado.
Moretti mantuvo esta última solución, pero puso a
punto las proporciones y la decoración del conjunto, transformando el gran
acceso, incluida la gran escalinata superior y su enganche con el propio Pronao,
en un equilibrado y poderoso conjunto de elementos arquitectónicos, que
acentuaron en la fachada principal el carácter monumental del
edificio.
En el interior todos los ambientes fueron decorados
de acuerdo a su jerarquía.
Pero todos, en mayor o menor grado, con un gran
nivel de terminaciones: techos muy decorados, ambientes con hermosos lambrises
de roble de Eslavonia, paredes por lo general empapeladas con papeles de una
increíble imitación seda, que recién después de utilizarlos cuarenta años, fue
necesario que las oficinas competentes del Palacio comenzaran a ocuparse de su
reposición. Y pisos de parqué de roble en forma de baldosones sobre tirantería
de madera, y altas puertas y ventanas de una hermosa carpintería también de
roble de Eslavonia.
Otros ambientes tuvieron tratamientos mucho más
sofisticados, como por ejemplo el Vestíbulo de Honor, que comunica el Pronao con
el salón de Pasos Perdidos. En él se utilizaron hornacinas, (nichos cuyos techos
son arcos) apoyadas en columnas monolíticas de pórfido rojo, con capiteles
corintios laminados en oro, y grandes murales en sus testeros con temas
históricos importantes: "La Jura de la Constitución", de Pedro Blanes Viale, y
"Artigas frente al Sitio de Montevideo" de Manuel Rosé.
Las Antesalas y las Salas de Sesiones, merecieron
también un tratamiento especial.
Revestimientos en sedas y nogal, bellos e
importantes vitrales en sus extremos, y un hermoso techo artesonado, hacen de
las Antesalas el adecuado vínculo entre la majestuosidad del Salón de Pasos
Perdidos y la solemnidad de los recintos parlamentarios.
La sala de sesiones del Senado, de bellas
proporciones, y muy sobria en su decoración, refleja la serenidad y madurez que
debe primar en las discusiones de este alto Cuerpo.
Sobre un lambris de caoba que rodea la platea
escalonada que conforma el anfiteatro, gira una bella columnata junto a una
arcada de arcos de medio punto, que separa la tribuna de público del resto de la
Sala, y que sostiene el techo del recinto, que a poco de su apoyo ,se transforma
en un gran vitral de iluminación de la Sala. En el testero, frente al
anfiteatro, un enorme ábside respalda un estrado hecho en fina ebanistería en
caoba.
En cuanto a la de Diputados, también un alto lambris
rodea el anfiteatro de los legisladores, sobre el que gira un orden colosal de
grandes pilastrones que separan los dos pisos de gradas para público del espacio
central que conforma la Sala. Su techo, como el del Senado es un enorme vitral,
y su estrado está en este caso respaldado por una gran hornacina que tiene como
fondo un cuadro de Edmundo Larroche de grandes proporciones sobre Artigas y
Rondeau frente a la ciudad de Montevideo.
El Salón de Fiestas, en el extremo del Salón de
Pasos Perdidos, está compuesto por un salón central importante y dos salas
menores a cada lado. Es célebre por la llamativa decoración de sus techos,
realizada por un excelente artista nacional de nombre Enrique Albertazzi, y por
la riqueza pictórica que encierra . En sus paredes aún no tapizadas cuelgan
grandes cuadros murales como "Las Instrucciones del año XIII" de Pedro Blanes
Viale, y "La Batalla de las Piedras" de Manuel Rosé. También hermosos retratos
de héroes nacionales , Rivera, Oribe, y Lavalleja, pintados por José Luis
Zorrilla de San Martín y por Manuel Rosé.
Y finalmente podemos incluir dentro de las
terminaciones más sofisticadas, que mencionamos al principio de este comentario,
al Salón Central de la Biblioteca, ubicado en el segundo piso del edificio, y
que puede evaluarse como una pequeña joya dentro de la arquitectura del Palacio.
Está totalmente revestido en su doble altura con anaqueles de caoba en dos
cuerpos superpuestos, separados por un hermoso balcón , del que se accede a los
libros de la parte superior. Capiteles de bronce, delgadas columnas de maderas
claras, refinadas taraceas, y un espléndido plafón de caoba artesonado, culminan
la decoración de esta Sala.
Las Pinturas y Esculturas
Con el correr del tiempo se fueron incorporando a
las salas del Palacio, obras pictóricas de mucha calidad, algunas de ellas
premiadas en Salones de Bellas Artes, de distintas dimensiones y de importantes
autores. Algunas sobre temas generales, y las más, representando personajes o
episodios de la historia lejana o cercana del país y del propio Poder
Legislativo.
En cuanto a las esculturas que adornan el edificio
en su exterior, cabe decir que la mayor parte fueron realizadas por medio de
concursos nacionales o internacionales, y que su mayor expresión plástica, tal
vez esté representada en el tímpano del pórtico central o Pronao, ejecutada por
el escultor italiano Gianino Castiglione.
Son también de este artista las cuatro grandes
esculturas vaciadas al bronce que se encuentran en los jardines del
Palacio.
Estas esculturas junto con otros importantes bajo
relieves se ubicaban en el ático de las fachadas laterales del Palacio. El Arq.
Moretti había previsto un claro oscuro de mármol blanco coronando los áticos,
que realizaba en base a las esculturas y bajo relieves mencionados. Su pasada al
bronce no excluye que en alguna oportunidad puedan pasarse al mármol esas bellas
y potentes esculturas de Gianino Castiglioni, y que puedan volver al sitio para
el que fueron concebidas.
En las restantes fachadas del edificio se encuentran
bajo relieves de los escultores A. Bassi, J.Belloni, y Furest
Muñoz.
Los Mármoles del Palacio
Los granitos, mármoles, y pórfidos, que se
colocaron en el Palacio, son todos de procedencia nacional. Se abrieron
canteras, se trajeron máquinas para elaborarlos, y se ejerció un severo control
sobre sus calidades, a tal punto que los mármoles que revistieron las fachadas,
provocaron grandes dudas y fuertes discusiones con respecto a su calidad.
Finalmente triunfó la teoría de quienes sostenían que eran excelentes, se
revistieron las fachadas con ellos, y el tiempo ha demostrado que no se
equivocaron demasiado. Los mármoles han cumplido con la función que les fue
asignada, y no han tenido otro desgaste que el inexorable que el tiempo, los
gases y los naturales agentes atmosféricos como el sol. el agua y el viento,
producen en todos las piedras de este tipo.
Para el interior del edificio, se eligieron mármoles
y pórfidos de los más variados colores, con los que se realizaron trabajos con
un éxito sin precedentes ni repetición en nuestro país.
La gran sensibilidad de Moretti, su gran dedicación
y entusiasmo por el trabajo que estaba realizando, y una mano de obra
excepcional que también amaba lo que estaba haciendo, produjeron el milagro de
transformar lo que pudo ser solo un importante edificio, en una obra de
características tan especiales que alcanza el rango de verdadera obra de arte en
muchos de sus aspectos.
Se consultaron los siguientes trabajos
Informe del Sr. Director D. Angel Venturini
1958-1962.
Historia del Palacio Legislativo de Montevideo de D. Luis Bausero 1987. Palacio Legislativo con ilustraciones de Pierre Fosey 1962. Palacio Legislativo de la Cámara de Senadores 1954. Las fotos corresponden al trabajo de la Cámara de Senadores 1954. El autor de estos comentarios tuvo el honor de colaborar con el Arq, Eugenio Baroffio durante su gestión de Conservador del Palacio, y el mismo tuvo a su cargo esa responsabilidad hasta el año 1974.en que se retiró a la actividad privada. |
Enlaces
Uruguayos agradece a la Dirección General de
Informática Parlamentaria por permitirle el uso y difusión de este material de
la página web del Parlamento
Uruguayo
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