Wednesday, January 30, 2019

La historia de la Calera de las Huérfanas

La historia de la Calera de las Huérfanas

La Calera de las Huérfanas es un lugar de relevancia histórica ubicado en el Departamento de Colonia en Uruguay, cerca de la ciudad de Carmelo. Desde el 2010 se están desarrollando en el marco del proyecto “Actuación integral en Calera de las Huérfanas en clave de desarrollo local” dos acciones una destinada a la iluminación arquitectónica, y otra tendiente a la preservación y revalorización del entorno natural de Calera de las Huérfanas.

Historia
El nombre Calera, viene de que en dicho lugar se producía cal para la construcción, mediante la utilización de dos grandes hornos. La denominación "de las huérfanas" se debe a que lo producido por el establecimiento iba destinado a mantener el Colegio de Niñas Huérfanas de Buenos Aires.

Muros de piedras grandes pertenecientes a lo construido por los jesuitas.
En sus orígenes era el casco de las "Estancia del Río de las Vacas" manejada por la Compañía de Jesús (jesuitas) a partir de 1741, los jesuitas tuvieron una importante influencia en la región durante los siglos XVI y XVII.
A partir de 1767 la estancia pasa a depender de Buenos Aires, quien encarga su administración a Juan de San Martín, padre del prócer Gral. José de San Martín. Durante la permanencia de Juan de San Martín en la estancia, contrae matrimonio y ahí nacen 3 hermanos del Gral. José de San Martín.
En 1777, se hicieron cargo del lugar las Religiosas de la Caridad.
A partir de 1815 según el reglamento artiguista la estancia es repartida entre más de 40 personas. Posteriormente dicho reparto se anula y se realiza una venta, comprando el Gral. Julián Laguna el casco de la estancia. En 1938 pasa a ser patrimonio público y Monumento histórico nacional.
En 1999 se inician las tareas de investigación arqueológica con financiamiento del Ministerio de Turismo y el Ministerio de Educación y Cultura.


Hoy en día es un lugar turístico e histórico donde se han realizado trabajos de investigación arqueológica y recuperación del lugar,y donde se pueden visitar los restos de la antigua iglesia, lo cual lo convierte en un punto turístico de relevancia.

El altar formaba parte integral con la pared.
Una de las características de la iglesia construida por los jesuitas, la cual aún se conserva y ha sido apuntalada para evitar su derrumbe, era que el altar formaba parte integral con la pared, sobre ello el Arq. Juan Giuria sostiene lo siguiente:
Suponemos que existían en el mundo poquísimos ejemplos de altares que forman parte integrante de los templos que contienen, pues casi siempre se trata de obras, más o menos valiosas, de mármol, piedra arenisca o madera, tallados o esculpidos en talleres especiales y luego armadas dentro de las respectivas iglesias.
Se nos ocurre que el motivo que pudieron tener los jesuitas para construir un altar soldado a los muros sería el siguiente: un altar de madera es fácil de destruir o quemar y, en aquellos tiempos, la seguridad en nuestra campaña era menos relativa. En cambio, el retablo que hemos descripto, de estructura incombustible ofrecía serias dificultades para su destrucción; en caso de peligro, los moradores de la “reducción”, antes de abandonarla, podían retirar los ornamentos y las imágenes de las hornacinas y ocultarlas en algún escondrijo; una vez pasado el peligro se volvía a colocar todo en su sitio y las cosas seguían como antes.
Al escavar en el interior de las ruinas de la iglesia se encontraron enterramientos humanos, en esa época era común enterrar a los muertos, dependiendo de su prestigio o posición social, dentro de la iglesia. Los datos indican que por lo menos cuatro cuerpos encontrados corresponden a plena época jesuítica.

Placa de homenaje del Pueblo de Carmelo colocada frente a la iglesia de la Calera de las Huérfanas.
Al frente de la iglesia se pueden encontrar una placa instalada en mayo de 1960, la cual dice textualmente " Homenaje del Pueblo de Carmelo a la Calera de las Huérfanas, monumento de múltiple y honda resonancia histórica, aquí arraigaron quienes dieron vida al más ilustre de los argentinos Dn. José de San Martín, haciendo de este solar el símbolo vivo de la hermandad rioplatense."

Placa de homenaje de la Nación Argentina colocada frente a la iglesia de la Calera de las Huérfanas.
También se puede encontrar otra placa de mayo de 1960 que dice lo siguiente "La Nación Argentina en homenaje a los vínculos históricos que la unen con la Calera de las Huérfanas en ocasión de celebrarse el sesquicentenario de la revolución de mayo"
En 2010 se realizaron varias tareas de restauración del lugar.
Fuente: wikipedia

La "Calera de las Huérfanas"
Por
Lic. Jacqueline Geymonat Bonino

La presencia jesuítica en la cuenca del río de la Plata dejó
su impronta más notoria en las Misiones establecidas en el
Norte, en lo que hoy es territorio brasileño, argentino y paraguayo.
Durante casi dos siglos ( XVII y XVIII) los jesuítas
catequizaron, orientaron y dirigieron un enorme grupo de indígenas,
fundando sobre las márgenes del río Uruguay y del río
Paraná, 32 poblados que aglutinaron a 160.000 aborígenes.
Mediante este sistema de pueblos ind:genas, pretendieron
poner a salvo a la población autóctona de la explotación inhumana
de los encomenderos hispano-criollos y de los
esclavistas luso-brasileños, La población aborigen guarani vio
transformada drásticamente y para siempre, su forma de vida
original,
Para lograr la autosuficiencia deí sistema misionero,
los jesuítas, establecieron una compleja red productiva a la que
integraron estancias. En estas la ganadería era sólo uno de los
segmentos productivos, acompañada de una agricultura intensiva,
explotación minera y desarrollo industrial, con miras al auto
abastecimiento y el intercambio 
Es en este contexto que surgen las dos estancias
principales que los jesuítas fundaron en lo que es nuestro
actual territorio; "Nuestra Señora de los Desamparados", sobre
la costa del río Santa Lucía, dependiente de! Colegio y Residencia
de Montevideo y la estancia "del Río de las Vacas" ( hoy
denominada "Calera de las Huérfanas"), dependiente del
Hospicio y Colegio bonaerense de "Nuestra Señora de Belén",
Las fuentes históricas califican a
la estancia del Río de las Vacas como "la
mayor avanzada civilizadora de su tiempo
en nuestro medio rural", "La estancia del
Río de las Vacas", o "Estancia de Belén"
o "Estancia de la Caiera de las Vacas", de
más de cuarenta y dos leguas cuadradas
de superficie (140.000 há.aprox.), tenía
como límites el Ao. San Juan, el Ao. de
las Vacas, el Río de ía Plata y el Cerro de
las Armas.
Su casco principal se emplazó
a orillas del Ao. Juan González ( a unos
16 km, de la actual ciudad de Carmelo) y
estaba Integrado por una iglesia, Dajo la
advocación de la Virgen de Belén, habitaciones,
patios, herrería, jabonería, telar,
panadería, carpintería, tahona, hornos de
ladrillos y tejas, Además contaba con
"ranchos" para las 'familias de los negros
esclavos y para 'los indios peones.
Cercos de palo a pique, dos hornos de
cal que abastecieron a Buenos Aires,
Colonia y Montevideo. También existía un
huerto con gran variedad de frutales y
legumbres, donde se destacaban "1 500
cepas de vínia".
Con cierta diferencia de escala, la
estructura de su casco era muy similar a
la de los pueblos misioneros del Alto
Paraná y Uruguay
La población de la estancia se
estima en aproximadamente 250 personas, compuesta por
indios conchabados, criollos y negros esclavos, estos últimos
eran la mayoría. Cabe preguntarse por qué los jesuítas, cuyo
objetivo principal fue la evangelización y habían reaccionado
fuertemente contra todo tipo de esclavización indígena, tenían
tantos esclavos negros en sus estancias, Según las fuentes
históricas, esta fue una tradición con la cual los primeros grupo
de jesuítas no se sintieron a gusto, y fue uno de los aspectos
que se suscitaron en contra de la explotación de "fincas rústicas",
Sin embargo, la posesión de esclavos fue aceptada, con
la advertencia de que se diera una atención especial a sus
necesidades espirituales,
Durante el período de ocupación jesuítico, la estancia
sólo contó con dos padres; primero, el padre Alonso Fernández
y segundo, el padre Agustín Rodríguez, quienes dirigieron
todas las actividades allí desarrolladas ( producción de cal,
ladrillos, tejas, construcción de la iglesia y demás edificaciones,
producción ganadera y agrícola, funcionamiento de los talleres,
sin descuidar las actividades propiamente religiosas).
Los jesuitas solicitaron primariamente estas tierras con
el objetivo de producir cal, aunque la superficie otorgada por la
corona excedía holgadamente ese cometido original. "La
Estancia de Belén" se constituyó en el segundo emprendimiento
mineros de nuestro territorio. Dos hornos - que aunque en
ruinas aún hoy se conservan- funcionaban en las proximidades
del casco. La cal era uno ae los elementos principales para la
construcción, lo que ia convertía en un importante rubro comercial,
En el año 1767, el rey Carlos III de Borbón, expulsa a los
jesuítas de todos sus dominios y la estancia pasa entonces a
depender de la "Junta de Temporalidades" de Buenos Aires,
quien encarga su dirección a Don Juan de San Martín, En 1770
contrae enlace con Dona Gregoria Matorras, española y hasta

1774 residieron en la
estancia donde nacieron
los tres hermanos mayores
del Gral José de San
Martin
En 1777 el establecimiento es puesto a cargo
de las Religiosas de la
Caridad", para mantener
el Colegio de Niñas
Huérfanas de Buenos
Aires Este fue el motivo
para que a la estancia se la
comenzara a conocer como
"Calera de las Huérfanas".
Aunque históricamente
se acepta que en
1811, en "La Calera de las Huérfanas", Artigas tue proclamado
Primer Jefe de 'os Oienta'es, no existe un documento que
compruebe este hecho. Desde 1815, primer periodo de gobierno
patrio y en aplicación de plan artiguista de fomento rural,
estas tierras son repartidas entre más de cuarenta beneficiarios,
cuyos derechos se anulan tras la derrota de prócer, ordenándose
por parte de Manuel Dorrego gobernador bonaerense- un
nuevo fraccionamiento y venta. E Gral, Juián Laguna, adquiere
en 1829 el sector del antiguo casco
A comienzos del s.glo XIX el conjunto edilicio sufre
enormes deterioros. Las habitaciones y demás recintos que
correspondían a la estructura Implantada por los jesuítas, dejan
de cumplir sus funciones originales y el abandono es seguido
por demoliciones y reutilización de algunos de los materiales
constructivos La iglesia sufre el desplome casi total de su
techo y parte de sus elementos de culto son llevados para la
iglesia de la nueva ciudad de Carmelo, fundada por Aligas en
1816,
En 1938, el Comité Patriótico Femenino de Carmelo,
promueve el interés del Estado y los vestigios arquitectónicos arqueológicos,
con una reserva de treinta y cuatro hectáreas,
pasan al patrimonio público en carácter de Monumento Histórico.

Materiales
arqueológicos
recuperados
en las
excavaciones:
cazoleta de
pipa (arriba
izq.); monedas
de plata de
mediados del
siglo XVIII
(arriba derecha;
fragmento de
porrón
(botella de
cerámica) y
empuñadura
de florete de
bronce.

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