La “Cachimba del Piojo”, ese Montevideo que no todos conocemos.
Cuántas veces hemos sentido decir “lejos como
la cachimba del piojo”
Sin dudas muchas veces, sin embargo
muchos de nosotros no sabemos que la cachimba del piojo si existe; a tan solo
minutos del centro de Montevideo, específicamente en las proximidades del barrio
La Teja, en lo que en la actualidad es un cantegril o asentamiento que lleva ese
precisamente ese nombre.
Pero volviendo a la cachimba del piojo, esta es una fuente de aguas subterráneas
que abasteció a barrios enteros de oeste de Montevideo, desde 1860, los vecinos
de La Teja, Paso Molino y del Cerro iban a pie o a caballo hasta la esquina de
Heredia y Molina para abastecerse de agua en la cachimba, famosa por su
cristalinidad y frescura. Hasta que no hubo servicio de agua corriente fué la
única que los vecinos de la zona disponían para sus usos cotidianos y fue la
fuente de agua preferida por los niños para refrescarse en los calurosos días
del verano.
El origen del
nombre se le atribuye al apodo del un vecino a quien llamaban “piojo” , y según
otras personas a unos minúsculos insectos que rondaban el pozo. En todo caso era
proverbial la pureza de su agua, esta se echo a perder alrededor de 1940 por los
desperdicio arrastrados por las lluvias en esas calles de tierra, hasta que un
vecino, a fines de 1960 el Sr. Walter Victorica, conocido como “El Toco” logró
recuperar el legendario patrimonio, este vecino se había criado entre esas
calles y casas pobres que con el tiempo pasaron a ser llamadas con el nombre del
popular manantial. Aunque se había mudado del barrio, Victorica decidió y
consiguió recuperar la cachimba. Luego que se realizaron análisis que
corroboraron la potabilidad del agua decidió solicitar adoquines a la
Intendencia de Montevideo y con la ayuda de vecinos acostumbrados a trabajar en
conjunto, se dedico a profundizar el pozo, se construyó un muro de siete metros
de altura para impedir que ingresara basura al mismo y se instaló una canilla
para modernizar el sistema. “El Toco” recuerda que no le pareció suficiente, por
lo que se dirigió a Marmolerías Unidas, en la calle Avenida Italia, donde le
obsequiaron un trozo de mármol para adornar aquel pequeño monumento.
Victorica,
escribió un poema dedicado al agua cristalina de la cachimba y a la gente que
concurría al lugar, en esa época en auto o en ómnibus en busca de un agua única,
incomparable y distinta a la que se obtenía al abrir cualquier otra canilla. La
fecha que se lee en el mármol es de 1976
A inicios de
1990 se decidió taparla y desde entonces sus aguas son canalizadas hasta el
cercano arroyo Pantanoso, el muro se redujo a a la mitad, solo permanece el
mármol y una promesa de convertir al lugar como monumento nacional.
Tal vez para
no acabar con una centenaria tradición se colocó a su lado una canilla en la que
se obtiene agua de O.S.E
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