Friday, February 15, 2019

Giuseppe Garibaldi en Uruguay

Giuseppe Garibaldi en Uruguay
(04/07/1807 - 02/06/1882) 

Revolucionario nacionalista italiano 

Nació el 4 de julio de 1807 en Niza ( Reino de Piamonte). Hijo de un pescador, cuando tenía diecisiete años se trasladó a Roma junto a su padre y allí le surgió la idea de suprimir el poder temporal del Papa por cuanto impedía a la ciudad eterna unificar la península. 
Trabajó como marinero en barcos mercantes en la zona del Mediterráneo. En 1832 era capitán del barco Clorinda, que fue abordado por piratas turcos. Garibaldi fue herido en la mano pero consiguió escapar. En 1833 pasó a formar parte de la Joven Italia, movimiento organizado por el revolucionario Giuseppe Mazzini que pretendía la unificación del pueblo italiano dentro de una república autónoma. En 1834 fue condenado a muerte aunque escapó a Sudamérica donde pasó doce años. 
Tomó parte en la rebelión del estado de Río Grande do Sul contra Brasil y más tarde participó en la guerra civil de Uruguay. En Montevideo dio clases de matemáticas y fue admitido en la Logia Masónica "Les Amis de la Patrie".

Batalla de San Antonio:
El 8 de febrero de 1846 Giuseppe Garibaldi, al servicio de la república, obtuvo un destacado triunfo militar sobre las fuerzas oribistas que estaban bajo el mando del general Servando Gómez, veterano militar de la independencia a cuyas órdenes servían un grupo de jefes rosistas argentinos, entre ellos el coronel Cesareo Domínguez, comandante del batallón Patricios de Buenos Aires, el coronel Nicolás Granada, el teniente coronel Lucas Píriz, etc.
Con Garibaldi estaban el coronel Bernardino Baez; jefe de las fuerzas de caballería y la Legión Italiana compuesta de 4 compañías.
Servando Gómez pudo tener 1200 hombres de los cuales unos 250 infantes, al entrar en lucha.
La inferioridad numérica del ejército al mando de Giuseppe Garibaldi se compensaba por la excelente calidad de la Legión Italiana según se comprobó en una prolongada resistencia de casi doce horas.
La batalla que tuvo comienzo a medio día duró hasta las doce de la noche, sin que Gómez pudiese quebrantar las líneas de Garibaldi, no obstante las reiteradas y valientes cargas traídas hasta la llamada Tapera de Don Venancio, restos de un saladero de cueros existente en las cercanías del arroyo San Antonio Chico, próximo a Salto – Uruguay - donde se atrincheraron las compañías de la Legión Italiana, al amparo de unas paredes viejas y unas maderas a pique.
La batalla tuvo dos fases; en la primera de las cuales la caballería de Garibaldi comandada por Baez y la de Servando Gómez se entreveraron a lanza. En la segunda la Legión Italiana, abandonado el campo por los jinetes compañeros, hubo de sostener el choque sin más auxilio que el de una veintena de bravos criollos de caballería que, desmontados se añadieron a la defensa, combatiendo a la par de los disciplinados Infantes garibaldinos.
 
 
Las pérdidas de los vencedores probablemente alcanzaron a un contener de hombres fuera de combate.
Garibaldi volvió a Salto bordeando el río Uruguay a través del monte espeso y con su columna en perfecto orden, siempre combatiendo al enemigo. Anita se desempeñó como enfermera atendiendo a los heridos de la batalla.
Sólo a los catorce días de reñida la batalla, se tuvo en la sitiada Montevideo la noticia del triunfo.
Fue el domingo de Carnaval de 1846, muy entrada la noche cuando, presumiblemente por vía fluvial, se conoció por el gobierno la buena nueva.
Rebosante de orgullo, decía Garibaldi en el parte: "Yo no cambiaría mi condición de Legionario por todo el mundo lleno de oro".
El lunes por la mañana un boletín extraordinario del "Comercio del Plata", difundió entre el público los detalles del combate, que, según palabras de Florencio Varela, director del diario, configuraba tal vez el más hermoso hecho de armas, ofrecido durante aquella guerra en el suelo de la república.
"Resistirse y salvarse, habría sido ya muchísimo, pero agregar a eso la derrota del enemigo la derrota sin rebajar un ápice de lo que la palabra significa- es realmente un hecho de los que recoge con interés la historia militar".
Antes que en la sitiada y aislada Montevideo del resto del país, por los ejércitos al mando de Oribe - con base en el Cerrito - tuvieron los sitiadores conocimientos de lo acontecido ciento veinte leguas al norte.
En inmediata y constante comunicación con el interior de la república era natural que los jadeantes chasques se hubieran anticipado y que en consecuencia el día 18 de febrero apareciese en el órgano oficial de Oribe el primer parte del general Servando Gómez, fechado el 8 de febrero en el campo de la Victoria de San Antonio del Uruguay.
Ni este parte ni el que la siguió expedido en Dayman el 14 de febrero y ambos dirigidos al Excmo. Señor Presidente de la República, General en jefe del Ejército Unido Libertador de argentinos y orientales Brigadier General Don Manuel Oribe, ninguno de esos partes, pasa de la categoría de documentos falaces.
Pretende el General Gómez hacerse pasar por vencedor y con tales fines hace una narración de hechos conforme a sus intereses, y para respaldo de sus mentiras se incluyen - en el periódico de Oribe - varias cartas de jefes participantes de la batalla, escritas en denigrante estilo y coincidentes con las inexactitudes arbitrarias de Servando Gómez.Transcribimos los párrafos finales de unas de las cartas enviadas:
"El salvaje pirata Garibaldi se ha librado apenas de quedar tendido como los más de sus soldados, habiendo logrado por la noche refugiarse en el Salto con muy pocos gringos".
Triunfo indudable del ejército al mando de Giuseppe Garibaldi, el carácter vencedor que se atribuye Servando Gómez toca el límite de lo ridículo.
Antonio Díaz, historiador de filiación opuesta a Garibaldi, después de proceder al examen de los elementos de juicio que tuvo por delante, juzga la Batalla de San Antonio en los siguientes términos:
"La imprevisión del General Gómez proporcionó a Garibaldi la ocasión de lucirse en un hecho que puede considerarse efectivamente como uno de los más gloriosos de la carrera militar de este hombre – Giuseppe Garibaldi - en las Repúblicas del Río de la Plata".
Con fecha 24 de febrero de 1846 las autoridades superiores de la República dictaron el decreto que sigue:
"Deseando el Gobierno demostrar la gratitud de la Patria a los valientes que han combatido con tanto heroísmo en los campos de San Antonio, el 8 del presente; oído el Consejo de Estado acuerda y decreta:
1º El señor General Garibaldi y todos los que lo acompañaron en esa gloriosa jornada, han merecido bien de la Patria.
2º En la bandera de la Legión Italiana se inscribirán con letras de oro, sobre la parte superior del Vesubio estas palabras: Hazaña del 8 de febrero de 1846 realizada por la Legión Italiana a las órdenes de Garibaldi.
3º Los nombres de los que combatieron ese día, después de la separación de la caballería serán inscriptos en un cuadro que se colocará en la Casa de Gobierno frente a las armas nacionales encabezando la lista los que allí murieron.
4º Las familias de éstos que tengan opción a pensión, la disfrutarán doble.
5º Se acuerda a los que se hallaron en el combate después que la caballería fue separada, un escudo que usarán en el brazo izquierdo, con esta inscripción: "Invencible. Combatieron el 8 de febrero de 1846".
6º Mientras otro cuerpo del ejército no se ilustre con un hecho de armas semejante, la Legión Italiana tendrá en la formación la derecha de nuestra Infantería.
7º Este Decreto se pasará en copia autorizada a la Legión Italiana, y se registrará en la Orden General, siempre, en el aniversario del combate.
8º El Ministro de la Guerra queda encargado de la ejecución y parte reglamentaria de este Decreto, que se someterá a la Asamblea de Notables, se publicará y se insertará en el Registro Nacional. (firmados) Suárez. Santiago Vázquez. Francisco J. Muñoz, José de Bejar.

ANITA RIBEIRO DA SILVA GARIBALDI
1821 Anita nace en Morrinhos
1835 Se casa con Manuel Duarte
1839 Se encuentra y fuga con Giuseppe Garibaldi
1840 12 de Enero, es hecha prisionera por el Coronel Albuquerque, e riesce a fuggire
1840 En Mostardas nace el primogénito, Menotti
1841 Abril, se traslada con Garibaldi y el hijo de ambos a Montevideo
1842 26 de Marzo, se casa con Garibaldi
1843 30 de Noviembre Nace Rosita
1845 22 de Febrero, nace Teresita
1845 23 de Diciembre, muere Rosita
1847 4 de Febrero, nace Ricciotti
1848 Enero , parte para Italia con sus hijos.
1848 Abril, arriba a Genova
1848 15 de  Abril, Garibaldi parte con la Legión Italiana en el barco Bifronte, rebautizado Speranza:
arribando a Niza el 21 de Junio.

1849 4 de Agosto, muere cerca de Ravenna.
  
Giuseppe hablaba el portugués, pero frente a la mujer solo atinó a expresarse en su lengua materna: "Lei deve essere mia". Tenía la frase atragantada entre pecho y espalda desde que, a bordo de su nave y armado del catalejo, la miraba caminar por la playa de Laguna. 
La muchacha, ajena al fisgoneo, estaba sin saberlo en el sitio preciso y en el momento oportuno. Lo vio desembarcar y acercarse sin la más mínima idea de que aquel rubio barbudo y corpulento era el capitán italiano del que ya habían llegado noticias a la por entonces modesta capital del sureño estado brasileño de Santa Catalina. Pero sentir su fuerte presencia, verlo y oírlo fue suficiente para que todos sus sentidos se desbocaran y pensara lo mismo para sus adentros: "Este hombre debe ser mío". 
El héroe de dos mundos contaría luego en sus memorias que el flechazo mutuo los dejó estáticos y silenciosos. "Nos miramos como dos personas que no es la primera vez que se ven por primera vez y buscan en los rasgos del otro algo que les indique un recuerdo."
Ana Maria de Jesus Ribeiro Antunes era hija de Bento Ribeiro da Silva y Maria Antonia de Jesus Antunes. Las muchas fatalidades sufridas por aquellos seres "pobres, pero honrados" no hicieron mella en la índole resuelta e independiente del padre, que la transmitió a la hija como su más notable fortuna. A pesar del legado, la joven no pudo evitar que le ataran la vida a la del zapatero violento y borrachín Manuel Duarte. Eso sí: se la pasaba rebelándose ante los caprichos del marido, diciéndole las verdades a la cara y buscando en las caminatas un espacio propio en un lugar medio salvaje –como ella, una criolla rústica y ardiente– donde echar a volar los sueños de sus 18 años. 
El día del encuentro, en julio de 1839, parecía estar escrito en las líneas de sus vidas. Laguna estaba en poder de los republicanos, y el remendón, enrolado por los imperiales, había huido con el resto de las tropas. Ana, cuyas simpatías estaban del lado de los alzados contra Pedro II, se sentía, pues, libre por partida doble. Garibaldi, en tanto, había tenido que romper sus ataduras sentimentales porque la sobrina del presidente Bento Goncalves, presa por las circunstancias en la estancia de La Barra, era un imposible. 
Pero tras el desmadre inicial de los sentidos, vendría el de los convencionalismos sociales, que siempre han encorsetado a los humanos y que, por esas fechas, eran como yugos. La pasión, vehemencia y fogosidad de ambos, sin embargo, los sumergiría en el clandestinaje amoroso primero, y lo arrollaría todo después. 
¿Fue Anita la que decidió fugarse con el revolucionario? ¿Fue Giuseppe quien la raptó? Hay versiones encontradas, mas lo cierto es que lejos de achicarse ante las murmuraciones y comadreos, ella se fue a vivir su luna de miel en el Itaparica, la nave insignia de los insurgentes que había resistido al naufragio de cabo Santa Marta. "Era un tesoro prohibido. ¡Pero qué tesoro!" 
Luego, ese 20 de octubre de 1839 sella el inicio de su auténtica vida. Vida que, por cierto, no se ceñirá al disfrute de la pasión amorosa ni a su incondicionalidad al hombre; porque será, también, la de la heroína gaucha a quien no intimidan los combates y para la que el mejor perfume será el olor de la pólvora. De modo que su debut no tarda en llegar. Ocurre, el 15 de noviembre, durante la célebre batalla naval de Laguna. 
Todo comenzó cuando desde el Itaparica se avistó a la Andorinha, una nave imperial de mayor envergadura y mejor apertrechada. Garibaldi calcula la fiereza del combate que se avecina y le ordena a Anita que desembarque. Pero ella decide ocultarse, aunque no por mucho tiempo. Cuando la situación se tensa al máximo, salta a cargar y alcanzar las armas a los hombres, no duda en espolear a la marinería garibaldina y aun en insultar al enemigo, hasta llegar a convertirse ella misma en una guerrera republicana. 
Tampoco se amilana cuando en medio de una –dicen– "verdadera carnicería humana", efectúa una docena de viajes en falúa para transportar armas y municiones. 
La tropa garibaldina se alza con la victoria, que será, sin embargo, infortunada –porque pierden dos de los tres barcos– y efímera, ya que poco después los imperiales logran poner fin al capítulo republicano de Laguna. El coraje desplegado por la criolla no es de tan corta duración. Muy al contrario, cimienta el respeto y admiración entre los insurgentes, en las filas enemigas, y ensancha el amor que le profesa el italiano, para quien a partir de ahora Anita será no solo su amore sino su "heroica compañera". 
 Obligados a unirse al ejército de tierra y a evadirse por en medio de las selvas y la sierra, la mujer luchará codo a codo con su hombre en las batallas de Santa Victoria, Natal y Curitabanos. "La reina de mi alma, que estaba tan interesada como yo en los asuntos del pueblo." En un combate particularmente cruento, le abandona la suerte. Anita cae del caballo, derribado por el enemigo, y es hecha prisionera. 
Separada de Giuseppe, teme lo peor, y, gracias a su bien ganada fama, consigue que el comandante imperial Melo Albuquerque le permita buscar el cadáver de aquel en una verdadera alfombra de sangre y muertos. No lo halla, y la alegría de comprobar que debía encontrarse entonces entre los vivos se trocó en agonía, al pensar que ella podría ser su perdición si la usaban para atraerlo y capturarlo. 
Sin pensarlo mucho, pues, sustrae un caballo y huye, huida que sus contemporáneos calificarían de espectacular. 
Lo cierto es que debió salvar después, sin descanso, los miles de peligros de la selva del Mato, el inmenso bosque sudamericano, hasta dar finalmente y como por arte de magia con las tropas donde se encuentra Garibaldi. "¡Santo Dios! –decían los imperiales a quienes evadió más de una vez durante esas jornadas–. ¡Esta mujer no es de carne y hueso!" 
Habían transcurrido ocho días, durante los que apenas probó bocado. Su heroicidad se torna mayúscula, ya que por entonces estaba embarazada de su primer hijo. 
Menotti nace el 16 de septiembre de 1840, en Mostradas, en la región riograndrandense de la Laguna Dos Patos y su único pañal fue una bufanda paterna. La criatura tenía una leve deformación craneal, provocada quizá por la caída del caballo sufrida por Anita antes de su captura. 
Recién parida debe fugarse otra vez a lomo de caballo, de noche, semidesnuda, con el recién nacido apretado contra su pecho, y sin Garibaldi. Atrás quedan las tropas del imperial Pedro de Abreu, cuyo ataque no consigue apresar a la pareja. "Solo el coraje de Anita logró salvar a nuestro hijo." 
Cuando logran reencontrarse es para sumarse a la retirada de las tropas a través del valle del Río Das Antas. Dispensado Garibaldi por Bento Goncalves, a quien había servido durante seis de los diez años que dura la Revolución Farroupilha (Revolución de los Harapientos) la pareja parte en 1841 hacia Montevideo. 
Según algunas fuentes, allí Anita sufre más de un ataque de celos, porque su afamado marido despertaba no pocas pasiones entre las féminas. Se dice que en cierta ocasión lo sorprendió in fraganti, armada de dos pistolas, para matarlo a él con una y a su amante de ocasión con la otra. 
A pesar de tales deslices, Garibaldi se niega a renunciar a su gaucha, y es así que, confirmada la muerte del zapatero Duarte, la pareja contrae nupcias el 26 de marzo de 1842, en la montevideana iglesia de San Francisco de Asís. A Menotti se sumarán luego Rosita (que morirá de difteria antes de cumplir los dos años), Teresita y Riciotti. 
Cuando, con posterioridad, el italiano decide ponerse a las órdenes del general uruguayo Fructuoso de Rivera, en su lucha contra el sitio de Montevideo montado por el dictador argentino Juan Manuel de Rosas, Anita sigue a su lado. La legión garibaldina –compuesta por exiliados y refugiados italianos– fue uniformada por la brasileña con camisas rojas de algodón que se confeccionaban en Uruguay para los carniceros de Buenos Aires. Ese rojo y el negro de sus banderas serían desde entonces los preferidos por la mayoría de los movimientos revolucionarios del planeta. 
Tres años más tarde, cuando la disputa pasa al terreno de los enfrentamientos verbales y diplomáticos y el héroe decide que ha llegado el momento del regreso, son Anita y sus tres hijos quienes primero viajan a Italia. Corría el año de 1848 y los piamonteses solicitaban a Garibaldi que se les uniera en su lucha contra los austriacos. La misión de la valerosa muchacha, en apariencia sencilla, no estaba libre de peligros: preparar el regreso del marido a un país dividido y en guerra, además, contra españoles y franceses. 
Ya en su tierra, Garibaldi inicia la segunda etapa de sus luchas y de su vida. Pero Anita, quien según testigos exhibió nuevamente su coraje, no podrá acompañarlo mucho tiempo. Luciendo su camisa roja, un sombrero gaucho, sable, pistola y un embarazo de cinco meses, estaría de nuevo codo a codo con su hombre cuando este y sus tropas combatieron a los franceses a las puertas de Roma. . 
Perseguidos a tiro limpio por los austriacos en cuanto abandonan los muros de San Marino, emprenden una dura travesía por los pantanos del norte de Ravenna. La fiebre la consume, y deciden hacer un alto en una playa, cerca ya de la ciudad. Se logra, incluso, amparados en la oscuridad de la noche, que un médico la auxilie en el trance difícil, pero su suerte está echada. Un lugareño pregunta a Garibaldi: "¿No podríamos dejar a su mujer?" La respuesta es tajante: "Usted no sabe lo que esta mujer ha hecho por mí".
Anita fallece a las siete de la noche del 4 de agosto de 1849, en Mandriole, con apenas 28 años. Lo último que vieron sus ojos, fueron los azules y atormentados ojos del italiano. "¡No está muerta!", gritaba Garibaldi como un loco, olvidado de la cercanía de los austriacos.
Enterrada con urgencia en aquella playa, en medio del asedio enemigo, unos perros descubren la sepultura y pretenden darse un festín. Son, sin embargo, sus contrarios –quienes tampoco habían podido sustraerse al respeto que le inspiraban sus hazañas en tres guerras–, quienes le dan luego digna sepultura. 
Fuente: www.garibaldiuruguay.org

Misteriosa tumba ¿vacía?
En la portada, la lápida de la tumba de la hija de Giuseppe Garibaldi en el Cementerio Central de Montevideo, la que según afirmó su nieta en 1930, se encuentra vacía. Esta historia es apasionante, llena de supuestos, que vamos a narrar sin entrar en afirmaciones temerarias, ni juicios de valor, en cuanto a los hechos. Sin embargo las afirmaciones de su nieta, Anita Italia Garibaldi, que por casualidad encontré en una revista del año 1930 (Caras Y Caretas), es decir  20 años antes del arribo de las hermanas Masilotti a Montevideo , van en consonancia con la versión uruguaya de que podria haber alojado el ataúd de su hija Rosa.
Ana María de Jesús Ribeiro da Silva (Anita Garibaldi) / Giuseppe Garibaldi

Dicen que el tesoro había sido escondido por el abuelo de Clara Masilotti durante el sitio a la ciudad de Montevideo que duró desde 1843 a 1851, que valía seis o siete millones de dólares de entonces El 21 de mayo de 1951  cuando comenzaron los trabajos, comenzó la primera especulación de la prensa: se trataría de un tesoro que Garibaldi habría ocultado para financiar su ejército antes de regresar a Europa. Rosita, falleció. La mujer fue sepultada en la Capilla Vieja del Cementerio Central. Según cuentan algunos rumores urbanos, precisamente en su ataúd –con o sin permiso de Garibaldi, no se sabe, iba disimulado el tesoro, siendo así cómo llegó al cementerio. Los testimonios más importantes en este sentido fueron proporcionados por los dos operarios que en su momento tuvieron a su cargo la tarea de conducir el sarcófago con el cuerpo de la niña hacia su sepultura, quienes aseguraron que el mismo tenía un peso descomunal para un cuerpo tan chico
Anita Italia Garibaldi / Su padre Riciotti Garibaldi (Hijo de Giuseppe)
Biografía del hijo de Garibaldi (Ricciotti)


El relato de su nieta  1930 
Anita Italia Garibaldi, nieta del Héroe de Ambos Mundos. Sin más riqueza que sus ilusiones y lo que es más noble, sin ninguna esperanza “agropecuaria”, ha recorrido gran parte del Brasil y de la República Oriental del Uruguay, siguiendo el rastro de su ilustre abuelo. Ahora, en la Argentina (Enero de1930), continua rastreando las huellas gloriosas a través de los archivos y a través de la crónica viva de los contemporáneos. “Desde el Brasil vengo siguiendo el rastro de aquella alma romántica, triste, peleadora. Puede usted decir no más que he venido a buscar el alma de mi abuelo. Los tres pueblos en cuyos vientos Garibaldi peinó su cabellera, Brasil, Uruguay, Argentina, conservan intacto, profundo, el recuerdo de ese estupendo Don Quijote de Italia. Existen numerosos papeles probatorios de que Garibaldi fué, en América, un lírico. ¡Fué un soñador exclama Anita!
Continúa…
Entre las pruebas que he encontrado  en el Brasil acerca del idealismo de mi abuela (ref. Anita) , hay una emocionante. Me refiero a la alegría que experimentó cuando, en presencia de los pasajeros de la misma goleta, declaró “libre’ a cinco negros esclavos de la tripulación. Los cinco negros no quisieron abandonarlo nunca. Lo acompañaron en su peregrinación batalladora. Cuatro murieron a su lado, en América. El último murió también junto a su jefe, luchando heroicamente en la entrada de Roma. El cadáver de aquel valeroso negro brasileño está enterrado con otros héroes garibaldinos en una de tas siete colinas romanas, cerca de la estatua que los criollos  alzaron a la memoria de mi abuelo.

Garibaldi rechaza una fortuna

Estoy muy agradecida  a la gentileza de los uruguayos. El gobierno me rindió honores de huésped oficial. Aquel pueblo no olvida que mi padre, el general Riciotti Garibaldi, nació en Montevideo. Se pusieron a mi disposición todos los archivos. En ellos pude hallar el testimonio de que mi abuelo, en 1845, rehusó, en homenaje a sus principios morales, una fortuna que hoy valdría millones… En efecto. Garibaldi, con su legión garibaldina, había contribuido a la victoria republicana de Montevideo contra la tiranía.  En la batalla del Cerro y en la de la Boyada, peleó con tal heroísmo que el general Rivera decidió premiar su valentía enviándole la escritura de una gran extensión de terreno; los campos comprendidos entre el  arroyo de las Avenas y el arroyo Grande, en el Río Negro. ¡Una fortuna!
General  Rivera en una carta que acompañaba a la escritura de una donación de tierras
“No es, por cierto, proporcional a los servicios prestados por usted y su legión. Es apenas un débil homenaje a los relevantes servicios dispensados a mí país por ese aguerrido cuerpo de valientes.”
Garibaldi dirigió a Rivera esta carta magnífica: 
“Los oficiales italianos de mi Legión, después de haberse impuesto del contenido de la carta de usted, han manifestado, por unanimidad, que: al solicitar armas y ofrecer sus servicios a la República, no pensaron nunca recibir otra recompensa que no fuese el honor de compartir los peligros que corrían los habitantes de una ciudad tan generosa y hospitalaria como Montevideo. Obrando así cumplían con los mandatos de su propia conciencia… Tengo, pues, el honor de comunicarle el pensamiento de la Legión Italiana, a cuyos principios me adhiero del modo más firme e incondicional. Por lo tanto, devuelvo a usted la escritura de dotación. Que Dios le conceda larga y feliz vida “Jose Garibaldi”
La tumba vacía en el  cementerio Central de Montevideo 
Giuseppe Garibaldi  tuvo, con Anita, una hija, a la que pusieron el nombre de Rosa. La niña nació en Montevideo. “A los tres años falleció. Mi abuelo amaba a su hijita con locura, jugaba con ella hasta en el campamento. Su muerte le produjo una pena tan grande, que lloró sin consuelo durante varios meses. La hizo para paliar la angustia   en Montevideo,  un nicho  en el Cementero Central qua ostenta una chapa de mármol con la  Inscripción: “Rosa Garibaidí”.  He visitado en el cementerio (1930) en la pequeña tumba  cuelgan ramos de  flores tristes”. ¡Qué melancolía me produjo! Muchas personas cree que detrás de esa lapida  esta el cadaver de Rosita Pues bien ¡¡¡La tumba esta vacía!!!
Así se habría llevado el ataúd
Pocos días después del fallecimiento de su hija, mi abuelo tuvo que regresar a Italia Solicitó el permiso de conducir a Niza los restos de Rosita No accedieron al pedido de la exhumación en virtud al reglamento que exige diez años de espera Garibaldi violento como era no se resignó  Una noche reunió a varios amigos, escalo con ellos la tapia  del cementerio por el lado del río Abrió el Nicho, extrajo el ataúd con el cadaver y volvió a poner la lápida en su sitio y se la llevó a Niza.
Un detalle
Pocos meses después de la muerte de su hija ocurrido el 23 de diciembre de 1845 Garibaldi organizó una unidad militar que fue denominada “La Legión Italiana”, al frente de la cual se puso al servicio del gobierno de Montevideo, conocido históricamente como el Gobierno de la Defensa. Entre las acciones militares en que participó Garibaldi, se destaca la que tuvo lugar en las afueras de las murallas de Montevideo, llamada “Combate de Tres Cruces”, por haberse realizado en el paraje así denominado, el 17 de noviembre del 1843. Luego de ello, embarcado en una nueva flotilla de una veintena de naves con unos 900 hombres de tropa para desembarco, y contando con el amparo de las escuadras de Francia e Inglaterra, pudo ocupar en Agosto de 1845 la ciudad de Colonia (Uruguay).
Relatos sobre ocupación de Colonia del Sacramento 
Las jóvenes corrían despavoridas por las calles de Colonia, aullando de terror con sus ropas desgarradas. Los saqueadores arrasaban con todo lo que encantaban. El cielo parecía cobrar vida con el relumbre de los incendios. El jefe de los vándalos, (que nació en Niza pero criado en Italia) echó las culpas a lo “difícil de mantener la disciplina que impidiera cualquier atropello, y los soldados anglo-franceses, a pesar de las órdenes severas de los almirantes, no dejaron de dedicarse con gusto al robo en las casas y en las calles. Los nuestros, al regresar, siguieron en parte el mismo ejemplo aún cuando nuestros oficiales hicieron lo posible para evitarlo. La represión del desorden resultó difícil, considerando que la Colonia era pueblo abundante en provisiones y especialmente en líquidos espirituosos que aumentaban los apetitos de los virtuosos saqueadores” Ni siquiera la iglesia se libró de los desmanes, ya que en ella se celebró la victoria con orgías y borracheras. Días después, la escuadra de mercenarios italianos, con sus talegos rebosantes de oro y plata, leva anclas y se interna en el río Uruguay.
Asalto a Gualeguaychú 
Al llegar la noche del 19 de setiembre de 1845, Bernardino Gómez guió a Garibaldi y su tropa hacia la ciudad de Gualeguaychú. Llegaron a la medianoche y atacaron a la ciudad dormida, que fue tomada totalmente por sorpresa. Solamente nueve soldados estaban despiertos y fueron reducidos tras una corta pelea. Tres guardianes quedaron heridos, uno de ellos de gravedad y el resto fue hecho prisionero. El comandante Villagra fue capturado en su cama y se lo llevaron en calzoncillos a Garibaldi, que había tomado posesión de la casa de Don Juan González de Cossio por ser mas linda del pueblo y la convirtió en su cuartel central. Todos los hombres adultos fueron hechos prisioneros antes del amanecer.
Los hombres de Garibaldi saquearon Gualeguaychú desde el amanecer del 20 de setiembre de 1845 hasta las 3 de la tarde del día siguiente, cuando los invasores abandonaron la ciudad. Comerciantes extranjeros rogaron y finalmente evitaron que Villagra y sus soldados fueran degollados. Cuando se enteraron los unitarios de Montevideo, se disgustaron muchísimo con Garibaldi, porque en aquella época ningún bando dejaba prisioneros vivos. Finalmente se supo que la magnanimidad de Garibaldi había sido comprada con 400 onzas de oro (27 gr. por onza igual una moneda igual  10 Kg. 800 gr.) No obstante hay mas denunciantes particulares sobre robos (ver link de la Gazeta abajo)
En Entre Ríos quedó el dicho de “Viva Garibaldi Pum”, porque su tropa era de gatillo fácil y eso fue lo último que escucharon muchos entrerrianos antes de morir asesinados.
Continúa el relato ¡Interesante!
Historia de Entre Rios
Observaciones del autor
La vida de garibaldi resulta apasionante, fue glorificado, amado por los que benefició y repudiado por los que perjudicó. Fue un hombre diferente al común de la gente. Existe una vasta bibliografía en casi todos los idiomas sobre esta persona tan controvertida en la historia de la humanidad. Hasta tuvo tiempo de escribir una extensa autobiografía, por lo que podemos conocer su propio punto de vista. Una inmensa variedad de países, tan lejanos y diferentes entre sí, tienen sus estatuas y han usado su nombre en calles, plazas, parques, reservas naturales, hoteles, ciudades, villas y barrios. A lo largo de su larga vida conoció o tuvo algo que ver con los principales personajes de su tiempo en la historia occidental.
Giuseppe Garibaldi en San Marino / Con Anita en su muerte
¿Coincidencias en los relatos del cementerio?
Interesante coincidencia del relato de la nieta de Garibaldi  y los dichos de época  en Uruguay, en relación al cajón que supuestamente estuvo dentro la tumba de Rosa (Su hija de 3 años) en el cementerio Central de Montevideo y que mostramos en la portada También los comentarios de las Masilotti en relación a que lo vinculaban con Garibaldi.
No concuerda el relato de su nieta en relación a la fecha que Garibaldi habría retirado de la misma el cajón con los restos de Rosa unos meses después de su fallecimiento, previo a su viaje a Italia ya que este  fue dos años después. No obstante si pudo haber retirado el cajón en la fecha señalada (unos meses después de su fallecimiento) si es que adentro “habria otra cosa” Tampoco nos imaginamos a Garibaldi tratando de expatriar los restos de su hija, ni al gobierno uruguayo negándoselo, cuando en los meses posteriores a diciembre de 1845 (fecha de su defunción) “el horno no estaba para bollos”.
 Legión italiana en Uruguay Continua…
 Las dos campanas de “La heredad”
Se dice que la casa en la isla de Caprera la compro con este supuesto botín (El de “su gira “por el rio Uruguay) .Felice  su hermano nace en 1813, si murió a los 43 años  1856  murió en 1855, a la edad de 42 años, cuando era un empleado de escritorio de una firma Napolitana Félix (Felice) se convirtió en el representante de la empresa “Avigdor” en Bari en 1835 y en 1851 compró un molino de aceite en Bitonto.
Historia pendiente en Montevideo 
Como sea, sería interesante investigar por medios no invasivos, si el féretro de la hija de Garibaldi está efectivamente en su nicho En 1930 el gobierno uruguayo pudo haber leído este artículo. No me imagino cómo podría investigarlo debido a la magnitud histórica que llegó Garibaldi y a la situación de los emigrantes italianos en nuestro país, muchos declarados anarquistas que venían poniendo bombas desde muchos años atrás.
¿Garibaldi era un hombre rico?
No parece que lo fuera , por lo que  su comportamiento y explicaciones del vandalismo estarían vinculadas a su ideología libertaria, similar a la de los “Ácratas” o a la de los  “anarquistas expropiadores”, que  metieron bombas “a lo pasto” durante muchos años, justificando los robos con los mismos argumentos que Garibaldi justificó los suyos con el eufemismo de  “Virtuosos saqueadores”.  No es muy distinto al “anarquismo expropiador” que utilizaba una misma modalidad  de financiación y obtención de recursos económicos, realizando de asaltos, robos y la falsificación de dinero y también asesinatos como los del cambio Messina en Uruguay en 1928.  Los atracos realizados se denominaban “expropiaciones” a la burguesía.

    
Casa en la calle 25 de Mayo de Montevideo donde Garibaldi vivio por diez años                      Monumento a Garibaldi en La Spezia, Italia


GIUSEPPE GARIBALDI MASÓN EN MONTEVIDEO.
                              
          PRESENTACIÓN
                               La Serie Historia Política del Uruguay (1830-2004) acaba de completarse con datos puntuales sobres
                             la Presidencia de Jorge Batlle.
                             El asunto que ahora me  ocupa, la actuación del libertario Giuseppe Garibaldi ,no es ajeno a la misma
                            y en un principio pensé anexarlo al capítulo La Guerra Grande.
                            Su participación como militar activo en la jefatura de la marina del Gobierno de la Defensa  de Montevideo 
                             Lo  justifican.
                             Creo  importante avisar al lector  que Garibaldi en sus Memorias (v. texto en Google),
                                puso de manifiesto que la  lucha armada en los años que estuvo en Rio Grande do Sul, en Uruguay y finalmente en  Italia,
                            en lo medular estuvo bajo un denominador común:  su entrañable convicción de que la  LIBERTAD
                             es inherente a todo ser humano.
                             Al respecto rescato  una frase bastante difundida que se dice formó parte de una carta que Garibaldi envió al
                             Papa Pio IX (“probablemente” al enterare del indulto que el Santo Padre, como parte de sus preocupaciones
                             Sociales, concedió  a “los condenados por delitos  Políticos en los Estados de la Iglesia, noviembre 9 de 1846.
                              (No olvidar nunca su condena a la Masonería en 1865 y al Racionalismo/Naturalismo en 1870).
                             Tal misiva de Garibaldi sería  de este tenor:  “ hemos soportado el exilio, tomado las armas en Montevideo  fue
                             por una causa que nos pareció justa”, que tuvo como marco la batalla naval de San Antonio ( 8 de febrero 1846) en que
                             fue neto triunfador .
                             Si temporalmente abandoné esa postura,   fue por estar  convencido de que la relevante personalidad de Garibaldi, entraba
                            En otra vinculación trascendente como fue  en agosto de 1844,  con los Hermanos de  La Logia   Les Amie de la Patrie    
                           ( fundada en 1827, en Montevideo por masones franceses como Enfants du Nouveau Monde, en 1842 y por fin el 16 de julio de
                            1844 recibieron apoyo de la Gran Orden  de Francia),  exigía profundizar la investigación documentaria pertinente,
                           teniendo  en cuenta que por ese acto se convertía “en un iniciado”  dentro de la Masonería montevideana
                            (En muchas biografías se le cita como integrante en 1836 de la Logia riograndense ,El Abrigo de la Virtud, lo que no pude 
probar).
                             
                            No es  extraño relacionar esto   con sus ideales de humanista neto como quedó  demostrado al aliarse con los farroupilhas 
                            riograndenses,  en  nuestro país  con el gobierno de la Defensa de Montevideo, como su gran  objetivo en Roma, (que culminará
                           con  la Unidad) fue dar a los pueblos DIGNIDAD PARA  LA CONVIVENCIA.  
                              Vinculado a esto debo decir que el 21 de junio de 2007 en Montevideo ( Casa  Gran Oriente de la Francmasonería Mixta Universal)
                             Se cumplió un homenaje a   Garibaldi celebratorio del 200 aniversario de su nacimiento.
                             Recogí noticias de prensa y como es de recibo en mi oficio, empecé a formar  un pequeño  archivo de fuentes primarias,
                            con materiales informativos   (y formativos) sobre las Logias fundadas en el Uruguay en el siglo XIX, las que funcionaron en el XX y hasta
                            el presente (v. Google  sobre este tema)  ,  releí los  libros  del Prof. Arturo Ardao, ( Espiritualismo y Positivismo, 1950;
                          Racionalismo y Liberalismo en el Uruguay,1962), hasta escoger  un material de apoyo que reuniese calificadas noticias, útiles al lector
                          Como el de Setembrino  Pereda, Garibaldi en el Uruguay que está publicado en Google bajo ese título.
Walter Rela

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