La catástrofe del "Colombia"
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LA CATASTROFE DEL "COLOMBIA"
"Excepto la catástrofe del 'América', ninguna mayor ni más dolorosa que la del 'Colombia' se ha producido en el Río de la Plata.
Esta última, además, presenta una coincidencia de mal aguero, ocurriendo precisamente a la entrada del puerto de Montevideo, en el día destinado a la inauguración de las nuevas obras del mismo; fiesta que formaba parte del programa conmemorativo del 25 de agosto. Y para más triste coincidencia, las víctimas eran sobre todo uruguayos que se dirigían a Montevideo a presenciar dichos festejos. El suceso ocurrió a las 6 y 30 de la mañana del 24.
El 'Colombia' enfilaba la entrada del antepuerto, cuando fué embestido por un vapor de gran porte, el 'Schlesien', de bandera alemana, que llevaba a cabo la misma maniobra en sentido contrario, para salir mar afuera.
Cuando se produce una colisión entre dos barcos, aunque el embestido sea el más sólido, las consecuencias le son fatales en la inmensa mayoría de los casos.
Se han visto vapores de hierro que, habiendo recibido el choque de veleros de madera, llevaron la peor parte. Y esta vez se trata de un buque para la navegación de los ríos, pequeña embarcación, comparada con el trasatlántico alemán cuya proa penetró en su flanco. El 'Colombia' fué hendido hasta la mitad del casco, y en pocos minutos se sumergía completamente, arrastrando consigo bajo el agua a los muchos pasajeros que a la temprana hora de la catástrofe dormían aún en sus camarotes. Los más afortunados tuvieron tiempo de subir a la cubierta, pero de estos no todos lograron salvarse. NUmerosos fueron los que al posar el pie en ella, la encontraron ya barrida por las olas, a la sazón muy agitadas. ¿Quién describe el cuadro de confusión a bordo de un buque que se hunde inopinadamente a ojos vistas? Algunos atinaron a asirse a los palos; otros, sabiendo nadar, se sostuvieron a flote, y otros se ahogaron sencillamente, los niños y las mujeres sobre todo. Bien que los auxilios fueran rápidamente prestados por lo que a las autoridades de Montevideo se refiere, más rápido aun fue el hundimiento. El 'Schlesien', que pudo corregir su desgraciada obra con la primera iniciativa, perdió tan buena oportunidad retrocediendo hasta su fondeadero y dejando abandonado al mutilado 'Colombia'. Hasta después de fondear no desprendió un solo bote.
Se elogia mucho el concurso que prestaron la marinería y los botes del crucero inglés 'Amethyst' en la tarea de salvar a los náufragos.
Los elementos de dicha nave estuvieron listos desde el primer momento y actuaron con mucha eficacia. La conducta de la tripulación fué verdaderamente heróica. El teniente Rodríguez, comandante del vaporcito 'Lavalleja', se atrajo la admiración y el aplauso de todo el mundo, debido a su diligencia y noble conducta., Con su buque todavía empavesado, por ser uno de los de la comitiva oficial que debían concurrir a la inauguración del puerto, se presentó sin perder un minuto en el lugar de la catástrofe. Salvó a quince náufragos; y así que tuvo un momento de tregua, arrió el empavesado e izó la bandera nacional a media asta.
Entre los muchos detalles que de la catástrofe se refieren, figura uno de naturaleza original contado por un pasajero, de apellido Castro, que durante el viaje trabara amistad con un joven italiano llamado Orestes Toselli.
Habiendo el señor Castro conseguido refugiarse en una lancha, dirigió sus miradas al 'Colombia', Toselli había conseguido aferrarse a uno de los palos, y tenía un náufrago asido a una de las piernas. De pronto, el señor Castro vió como ocurría algo espantoso. La pierna que el náufrago tenía asida se desprendió del cuerpo de Toselli, y náufrago y pierna cayeron al mar. El señor Castro no pudo explicarse esto, hasta que, recogido Toselli, se vino a saber que la pierna era postiza".
Caras y Caretas del 28 de agosto de 1909
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Capitán don Luis Ragno, del "Colombia"
El capitán del "Colombia" acusó al buque alemán de no prestar auxilio, al no arrojar cabos, ni salvavidas, sino que dio marcha atrás, yendo a fondear nuevamente en el antepuerto.
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"Santiago Lambruschini, dueño de una empresa argentina de remolques, comenzo en 1908 a hacerle competencia a Mihanovich en el tramo Bs. As. - Montevideo, para lo que incorporo al vapor italiano a helice Colombia, ex Alba, construido en 1860 en el astillero de Scott & Co. de Inlgaterra. Tenia una eslora de 77 mts con un desplazamiento de 875 tons.
El 25 de Agosto de 1909, entrando al puerto de Montevideo apurado para no llegar con retraso, ya que deseaba llegar primero al puerto porque era la inauguracion de un nuevo muelle, intentó pasar por delante del vapor aleman Schleisen, que salía del puerto. Este golpeó sin poder evitarlo al Colombia con su proa y le produjo un gran rumbo cerca de la sala de maquinas, lo que lo hundió en siete minutos.
En ese breve lapso se desato el caos a bordo, con los pasajeros corriendo sin control de un lado a otro. No hubo tiempo de hacer casi nada, muriendo muchos pasajeros encerrados en sus camarotes, mientras otros se lanzaban al agua. Por más que salieron de inmediato botes del puerto y lograran salvar a muchos, murieron 85 argentinos y uruguayos.
Los buzos de Lussich se dedicaron a rescatar cuerpos atrapados en el buque hundido, terrible tarea.
Santiago Lambruschini incorporó mas tarde dos buques mas a su linea, los vapores britanicos a ruedas Rio de la Plata (ex Adders) y Rio Uruguay (ex Prince) en 1890 y 1898 respectivamente.
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A la izq. el vapor de la capitanía, con su bandera a media asta, rastrea el sitio del siniestro en búsqueda de cadáveres. A la der. vemos el "Hércules" ocupado en tan triste labor
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La tragedia del "Colombia" impidió inaugurar el puerto de Montevideo
El 24 de agosto de 1909, cuando maniobraba para entrar al puerto de Montevideo, el barco de pasajeros argentino, "Colombia", propiedad de la firma Lambruschini, fue embestido por el buque de bandera alemana "Shelesien", hundiéndose en contados minutos y contabilizándose entre 60 y 100 muertos. Al otro día se suspendieron todos los actos para conmemorar la inauguración del Puerto capitalino.
El gobierno de la época, presidido por Claudio Williman, había preparado varios actos públicos para celebrar la inauguración del Puerto de Montevideo, cuya piedra fundamental había sido colocada hacía ocho años. Para sumarse a estos festejos llegaron varios cientos de visitantes argentinos a participar de esa forma de un acontecimiento trascendental para la navegación en el Río de la Plata.
Arribaron a nuestra ciudad en los diversos barcos que cumplían la travesía Montevideo – Buenos Aires, haciéndolo algunos en el viejo y lento “Eolo” con sus gigantescas paletas, y otros en el “Colombia”, con sus 254 pies de eslora, 8 de manga, y que llegaba a desplazar hasta 1.200 toneladas. Contaba con una tripulación de medio centenar de hombres y en sus últimos viajes lo comandaba el capitán, argentino Luis Bagno, que era un veterano de la navegación fluvial.
Amargo despertar
Los madrugadores del 24 de agosto de 1909 se encontraron con el comienzo de un día frío y brumoso, con vientos helados del sur. Mucha gente transitaba las calles de la Ciudad Vieja para sus tareas diarias y otras lo hacían rumbo al puerto con el fin de esperar la llegada del Colombia”, que debía atracar a las 7 horas, trayendo a familiares y amigos. Sobre las 6 y 45 empezaron a correr los primeros rumores. Sobre el lado de la escollera Sarandí se había escuchado una fuerte explosión y varias personas afirmaban haber observado cómo el vapor alemán “Shelesien” que terminaba de zarpar rumbo a la ciudad de Bahía Blanca había embestido al Colombia” y éste se había hundido en contados minutos.
Diarios de la época señalan: “Exactamente a las 6 y 35 se produjo el impacto. La afilada y alta proa de acero del barco alemán penetró hasta la mitad de la cubierta del “Colombia”, en el medio del compartimiento de mujeres, destrozando cubierta y camarotes. Pasajeros y tripulantes comenzaron a correr, observar horrorizados y vivir el pánico de todo lo que allí se desató en segundos, sin alcanzar a comprender qué los había empujado a esa situación. El “Colombia”, comenzó a inundarse por el enorme boquete abierto, empezó a inclinarse y en menos de diez minutos desapareció de la superficie, quedando visibles los dos mástiles y la chimenea.
Los primeros auxilios
“Los primeros en llegar al vapor siniestrado fueron los tripulantes del buque ‘Toro’ y luego se sumarían el ‘Lavalleja’ que logró salvar a quince personas.
La lancha ‘Artigas’ rescató a 11 pasajeros y al capitán del ‘Colombia’, Luis Bagno, que se encontraba herido. También concurrieron las lanchas y los remolcadores de la famosa empresa Lussich.
Dos botes salvavidas y una lancha del crucero inglés ‘Amethyst’, amarrada en el puerto, se acercaron a colaborar al mando del jefe de esta unidad, Comodoro Webb, llevando a bordo al médico de este buque y varios enfermeros. Luego llegarían varios más, quienes salieron de sus muros de atraque para rescatar a sobrevivientes, cadáveres y objetos que flotaban”, según lo relatado por cronistas de la época.
Las víctimas
Sobre media mañana, miles de montevideanos se reunieron en distintos puntos del puerto y en especial sobre la escollera Sarandí para observar el desarrollo de todo lo que allí acontecía.
En el “Colombia” viajaban alrededor de 115 pasajeros, de los cuales se contabilizaban 65 entre mujeres y niños y 48 tripulantes. La precisión exacta del número de pasajeros era imposible de hacer, ya que en aquellos años era común que muchos adquirieran los pasajes arriba del buque y no en las oficinas de las compañías navieras.
El diario “La Razón” informó que fueron alrededor de sesenta los muertos y desaparecidos. Es de hacer notar que algunos cadáveres fueron rescatados a la altura de la playa de Carrasco, llevados por la corriente. Otros diarios afirman que los muertos llegaron al centenar.
Las versiones del choque
Unos días después del accidente, el capitán del “Colombia” manifestó a las autoridades del Puerto de Montevideo que al producirse la colisión se encontraba en el puente de mando dirigiendo las maniobras de entrada. Que no había notado que alguno de los vapores, que estaban en el antepuerto se encontrara en movimiento y que cuando ya estaba en la boca del canal de entrada aproximándose a la escollera, observó que se le venía encima un vapor de gran tonelaje. Que no pudiendo hacer otra maniobra detuvo la máquina, pero que el otro vapor siguió avanzando embistiendo al “Colombia” por el costado de babor, entre la chimenea y el palo trinquete, con tanta violencia que lo cortó hasta la mitad de la manga. Acusó al buque alemán de no prestar auxilio, al no arrojar cabos, ni salvavidas, sino que dio marcha atrás, yendo a fondear nuevamente en el antepuerto. Por su parte el capitán del “Shelesien”, alegó que cuando vio acercarse al “Colombia” efectuó dos pitadas cortas y puso el timón a babor; repitió la señal ya que no recibió contestación y el otro buque continuó su marcha. “Al encontrarse cerca nuestro, el ‘Colombia’ dio timón a babor para intentar pasar entre nosotros y la escollera, para cambiar luego el rumbo en dirección a estribor, yo di marcha atrás, indicando esta maniobra con tres pitadas, pero ya era inevitable el choque”, afirmó en sus declaraciones.
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Una escena estremecedora, un niño "cuyo cadáver fué hallado abrazado al de su madre" y dos hermanos muy pequeños unidos en un destino inmisericorde enfrentando la muerte
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Cadáveres sin identificar
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Una superviviente: María N. de Musso Mac Neally y Venancio López, segundo comisario del "Colombia"
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Sobrevivientes de la tragedia: Javier Torres, Joaquín Echániz, Eduardo Palencia y Antonio Andrade, carbonero del "Colombia"
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Vemos en las oficinas de la empresa a la que pertenecía el "Colombia", al señor Lambruschini y sus empleados, atendiendo al público que se acercaba en busca de informes
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Una vista del muelle que debía ser inaugurado en un día de fiesta y a la der. el depósito de equipaje.
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