Friday, January 18, 2019

EL ESPECTACULAR ROBO DE “LAS MONJITAS”

Sucesos que impactaron la opinión pública de los uruguayos

EL ESPECTACULAR ROBO DE “LAS MONJITAS”

UNA CRÓNICA DE ANGEL DE VITTA


Dos periodistas de la desaparecida publicación "Mundo Uruguayo" de la época disfrazados recrean el espectacular robo.

FUE ESPECTACULAR. ALGO QUE SI HUBIERA SUCEDIDO EN ESTADOS UNIDOS HABRÍA LLEGADO A HOLLYWOOD PARA TODO EL MUNDO. CON EL PASO DEL TIEMPO, LOS URUGUAYOS NOSTÁLGICOS, ENTRE ELLOS LOS VIEJOS POLICÍAS, EXPERTOS SABUESOS, MIRANDO EN EL TIEMPO LO RECUERDAN HASTA CON UNA PIZCA DE CARIÑO. ROBARON UN BANCO, MUCHA PLATA, RÁPIDAMENTETE, NO HIRIERON A NADIE Y NUNCA LOS DESCUBRIERON. PARA QUE LO REMEMOREN Y DISFRUTEN COMENZAMOS ESTE ESPACIO CON ESTE SENSACIONAL CLÁSICO POLICIAL URUGUAYO.
El Banco La Caja Obrera, a principios de la hermosa década de los ´60 con tantos gratos recuerdos, tenía una sucursal cerca del centro “tirando”  más para el especial barrio de la Aguada tan lleno de variado paisaje, colores, personajes y olores.
Hacía poco la habían abierto,  en Rondeau 1637 esquina Agraciada, mejor dicho Brigadier J. A. Lavalleja. En esa época cerca de allí se encontraba la tienda Introzzi que era como Soler y también muy cerca estaba la desaparecida casa Cardellino. Mi madrina siempre me recuerda que próximo se encontraba la confitería Torre Eiffel que fue donde compraron los confites para su cumpleaños de 15. Era pleno otoño. Había un viento bárbaro; los que vivieron este sensacional caso policial se acuerdan bien.
La verdad es que fue algo tan espectacular que daría para hacer un libro que sería un best-seller mundial. Y ni que decir si se hiciera una película. Sería éxito mundial. Todavía cuando los veteranos uruguayos lo recuerdan se les pone la piel de gallina y le brilla los ojos. Pero sigamos...
Era exactamente el lunes 20 de mayo de 1963. La hora: 13:05.  El tiempo según la Dirección Nacional de Meteorología pronosticaba: inestable con lluvias y lloviznas aisladas. Cielo nuboso y cubierto. Temperatura poco cambio. Vientos del N.O. al S.O. moderados. Frente frío se aproxima al país.
Por esas casualidades de la vida no había ningún cliente ese día en el banco a esa hora. Sólo se encontraban sus funcionarios: Lisardo Valdéz (gerente), Nilo Adán Babuglia  Zanelli (jefe de oficina), José Pedro Caligaris (cajero), Fernando Da Cruz y Alberto Pedro Castagna (auxiliares) y Julio Acosta (conserje). La institución trabajaba con clientes importantes como varias firmas industriales y comerciales. En el banco había una suma superior al medio millón de pesos.


El local bancario asaltado rodeado de policías, periodistas y cientos de personas que se hicieron presentes ante la sensacional noticia

El local actualmente está igual que aquel año. Tiene una amplia vidriera que lo hace similar a una automotora y muy espacioso. Traspuesta la puerta de entrada,  hacia la derecha estaba el despacho del gerente que comunica con el recinto de los empleados. Un largo mostrador separaba del sitio donde concurría el público y al fondo existía una pequeña puerta de vaivén en el lado izquierdo del mostrador. Una puerta comunicaba con un ambiente interior donde estaba una improvisada cocina y el gabinete higiénico. Pero aquel día iba a pasar algo sensacional que quedaría para la historia...
 Próximo a la una y cinco de la tarde, venían bajando por Agraciada dos “monjitas”  de túnica gris y la tela que le cubre la cabeza de color negro y las cofias blancas. Nadie les prestaba atención , de haberlo hecho habrían advertido que sus pasos eran demasiado largos. “Una” era alta, delgada y llevaba lentes transparente que permitía ver sus ojos claros dando el aspecto de ser “rubia”. La “otra” era baja, “rellenita”  y llevaba lentes oscuros y el cutis también era blanco.
Eran jóvenes, entre 25 y 30 años. La bajita venía “matándose” de la risa aparentemente de lo que le venía diciendo al oído la más alta. Uno supone que los tipos además del nerviosismo por lo que iban a hacer minutos después,  también entre ellos estarían tentados de risa viéndose vestidos así.
Subiendo por Agraciada hacia el centro, venía un grupo de liceales que se cruzó con las “monjitas” y notó algo raro en sus desplazamientos. Una de las liceales, María del Carmen Porta de 12 años,  se percató que eran dos hombres disfrazados y por curiosidad los siguió. Sus compañeros le dijeron “ no te metas en líos” y continuaron. Su sorpresa fue mayor cuando vio que entraron al Banco y “se hizo toda la película”. Pensó: “estos tipos van a robar”.
Corrió hasta una farmacia cercana informando del hecho y aunque no le creían mucho, de todas formas llamaron a la policía pero hubo demora en atender. Un testigo que estaba en dicha farmacia fue hasta el banco y miró a través de la amplia vidriera y observó a una de las “monjas”, la más baja con lentes oscuros. Estaba sentada en la banqueta junto a la entrada de Gerencia al lado del mostrador y miraba hacia la calle.
“La” vio tan tranquila que rechazó la idea que estaban robando. Cuando la liceal regresó al lugar, vio como las “monjas” se alejaban rápidamente. Quiso seguirlos cruzando Agraciada pero el tránsito se lo impidió hasta que se perdieron de vista.
EL ROBO AL BANCO
Cuando las “monjitas” entraron al banco no despertó sorpresa porque era usual que las hermanas de caridad acudieran al mismo buscando colaboración. Incluso el gerente le dijo a uno de los empleados que les dijera que el gerente no estaba. Ellos preferían que la colaboración la pidieran en la central y no en sucursales. Pero las “religiosas” rápidamente se separaron y mientras “una” se desplazaba junto al mostrador, la “otra” entraba decidida al despacho del gerente y luego al recinto de los empleados. Cuando se acercaron, éstos advirtieron que se trataba de dos hombres empuñando sendos revólveres calibre 38 extraídos de sus bolsos negros como el que usaban las monjas de verdad. El más bajo llevaba la voz cantante y con acento calmo indicó a los empleados que pasaran “por la segunda puerta” (a la cocina y baño) apuntándoles con su revólver. Un segundo después se le sumaba el otro y requerían la presencia del gerente. “Que salga el gerente” ordenaron. Cuando el mismo les abrió la caja fuerte, uno de los asaltantes lo hizo volver a la cocina. Con tono sereno pero firme  recomendó: “quédense quietos y no pasará nada. Si alguien se asoma les tiramos un Molotov”. Hablaban un correcto español.
El saltante buscó unos instantes la llave para cerrar por fuera la cocina pero no la encontró y simuló atarla con una cuerda. Lo que pasó después nadie lo vio. Se robaron en total 406.485 pesos uruguayos pero dejaron 118.000 pesos más por inadvertencia que se hallaban en una caja auxiliar en una pieza al lado de la cocina donde estaban los empleados. Todo la acción la hicieron en sólo 7 minutos. No maltrataron a nadie y lo hicieron hasta con cortesía aunque en forma decidida. Ocho minutos después llegaba la policía quienes entremezclados con los periodistas acosaban a preguntas a los empleados. La investigación estuviero a cargo del subcomisario de investigaciones Walter Pereyra y el subdirector de investigaciones Guillermo Copello. Se logró confeccionar un “identi-kit” de los asaltantes.
Al salir del banco las “monjitas” cruzaron Agraciada que si bien a esa hora el tránsito es denso, quizá por sus atuendos les facilitaron el cruce. Según la joven liceal le pareció que al cruzar a la acera opuesta entraron a un café. Pero en realidad no entraron allí sino a un edificio sito en Agraciada 1640. Una persona les dio paso gentilmente hacia el ascensor diciéndoles: “pasen hermanas” y la más alta sin disimular su voz de hombre le contestó: “gracias pero estamos muy apuradas” y subieron “volando”  por las escaleras. Probablemente minutos después los asaltantes abandonaron el edificio que tenía salida por la calle Galicia 1154 a través de un garage. Los hábitos nunca aparecieron. Las “monjitas” tampoco. Habían consumado el más abultado y novedoso asalto jamás registrado en Uruguay. 
Al principio cuando se hizo público y  toda la sociedad uruguaya se enteró del hecho no lo podían creer. Había mucha confusión. La noticia dio la vuelta al mundo. No se podía creer semejante cosa que parecía como para promocionar algo. Todos los diarios se hicieron eco de la espectacular noticia.
Por supuesto cuando en 1965 comenzó a salir todos los martes el semanario policial AL ROJO VIVO de Antonio García Pintos,  lo publicó con detalles. Otro que también lo trató en sus páginas fue la conocida publicación MUNDO URUGUAYO.
Si alguien se lo pone a pensar, ¿a quién se le habría ocurrido? Que se recuerde algo casi similar, por lo espectacular, fue un robo también a un banco en EE.UU.  por un hombre, un muchacho, que estaba disfrazado de EL LLANERO SOLITARIO. Pero la diferencia fue que le “salió el tiro por la culata” porque no logró robar ni un solo dólar y además lo apresaron y tuvo que purgar una condena. Esto ocurrió por la década de los ´70. ¡Qué épocas! ¿Será que antes hasta los ladrones tenían más imaginación, originalidad y menos violencia que la sociedad de los últimos tiempos a pesar de tener más tecnología y comodidad?

Los asaltantes según el identi-kit

Según datos aportados por los empleados bancarios se pudo bosquejar estas tres fisonomías de los asaltantes.

LO QUE SE SUPO
La policía sospechó que el “trabajo” fue “entregado” porque entre otras cosas el lugar donde fueron encerrados los empleados del banco era el único donde no había alarma. Por otro lado la serenidad con que acutaron los asaltantes demostraba la “profesionalidad” y experiencia de los mismos. Se tuvo los datos que se trataba de una banda organizada que luego viajó a Buenos Aires.
También al principio se sospechó de ladrones argentinos porque en esa época en Buenos Aires era usual el atraco a bancos por asaltantes disfrazados, aunque los disfraces usualmente eran de policía. También cabe recordar que en nuestro país hubo muchos robos violentos cuyos protagonistas eran pistoleros argentinos como el famoso robo al cambio Messina que fue una masacre. También el famoso pistolero “Varelita” que era argentino.
Se supo que las “monjitas” se presentaron horas antes del atraco, a las 11:55 a.m., a una compañía aérea ubicada en la calle Paraguay para adquirir pasajes para Buenos Aires. Exhibieron un pasaporte español y otro mexicano. El funcionario de la misma les dijo que los pasaportes carecían de las visaciones correspondientes y fue cuando las “monjas” –que al funcionario no le parecieron tales- le pidieron asesoramiento para un viaje a Rivera, explicándoseles que lo más fácil era por ferrocarril.
Probablemente intentaban cruzar la frontera luego del atraco. Por eso la policía bloqueó la frontera pero tampoco dio resultado.
Un transeúnte que minutos después del asalto venía por la calle Paraguay casi Uruguay, fue “pechado” por dos “monjas” que denotaban singular prisa. Observó que daban pasos muy largos y casi le hacen caer el abrigo que llevaba en su brazo. El hombre sacudió su cabeza incomprensivo y no dio importancia. Recién después de lo sucedido lo relacionó con el famoso robo.
En Rivera se detuvo a un hombre llamado José María Dutra Medina, malviviente con antecedentes que se había iniciado con el  hampón Ruben Kalfaián, muerto misteriosamente junto al Cementerio Central. Pero quedó totalmente desvinculado del hecho.
CONCLUSIONES
Se tejieron toda clase de hipótesis sobre este robo. Rodaron miles de cabezas con nombre y apellido de quienes presumiblemente fueron los autores. Se nombraron desde empresarios hasta políticos. Para muchos es claro quienes fueron. Comenzó a crecer toda clase de rumores. Pero en honor a la verdad, nunca se pudo probar nada. Ni la policía, ni la justicia, aunque siguen circulando nombres y apellidos pero no se ponen de acuerdo.
En realidad, cuando alguien habría un negocio importante años siguientes al robo, ya era sospechoso: ¿y éste de donde sacó plata para poner ese negocio? comenzaba a rumorear la gente. El que habría uno del año ´64 en adelante ya estaba en la “mira”. Fue uno de los casos más espectaculares jamás aclarados. Algunos comentan que uno de las “monjitas” huyó a Buenos Aires y volvió después de 10 años porque caduca la pena.
Otros dicen que la otra “monjita” se puso distintos negocios importantes. Pero la “posta” es que son todas afirmaciones sin pruebas. Pero no se trataría sólo de dos asaltantes sino que habría otros,  de tres y hasta cinco sujetos. En otros números volveremos con este apasionante caso porque hay personas que tienen su testimonio para dar y brindar información y detalles. Esta vez queríamos sólo recordarlo para nuestros lectores. El caso de robo más espectacular del Uruguay.
Para finalizar: hay una superstición en Uruguay que afirma que cuando se ve en la calle a una monja significa “paciencia”, y si se ven dos o más es “alegría” o “felicidad”. Por ejemplo si se ve dos monjas de tarde significa “tarde feliz”. Desde el punto de vista  científico esto no tiene cabida pero me pregunto... ¿sería que las “monjitas” del robo sabían de esta superstición?


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