La historia de los Charrúas llevados a París en 1833
Por Darío Arce Asenjo
La historia de los Charrúas llevados a París en 1833 por François
de Curel, ha sido objeto de varios estudios, siendo la fuente
principal el “mémoire” de Paul Rivet “Les Derniers Charrúas”1.
Este artículo2 pretende ser un repaso de lo que podemos destacar
como fuentes sobre el itinerario del grupo y aporta algunos datos
nuevos, tales como el nombre de la hija de Micaela Guyunusa
nacida en París.
Palabras clave: Charrúas, Tacuavé, Guyunusa, Vaimaca Perú,
François de Curel.
El 11 de noviembre de 1832, François de Curel3, ciudadano francés residente en
Montevideo, dirigió una carta al Ministerio de Gobierno de la República Oriental del
Uruguay, en la que solicitaba:
“Debiendo hacer un viaje a Francia tiene el deseo de aprovechar esta ocasión para
llevar con él cuatro indios charrúas, con el objeto de presentarlos a su majestad el rey
de Francia, a las Sociedades Cientificas y a otras personas de distinción e ilustración,
bajo las obligaciones que el superior gobierno se dignará imponerle. Que desea que
1. Rivet, Paul. Les Derniers Charruas. Montevideo, 1930. (ver bibliografía)
2. Los textos citados en el presente artículo llevan la fuente consultada, siendo ésta primaria o secundaria. La traducción
de los textos y artículos en francés fue hecha por el autor. La reproducción integral de las fuentes y varios comentarios
relativos a la traducción de los mismos debieron ser omitidos de este artículo por motivo de falta de espacio.
3. En los documentos que encontramos en el río de la Plata, el hombre se atribuye una partícula, firmando “François
de Curel”. Elegí esta ortografía, a pesar que sea la de “Decurel” que aparece en su acta de nacimiento en Lyon. Para
Marie-Thérèse Morlet, este apellido, es descrito como una forma antigua del apellido “Cureau” y no es de orígen noble.
Marie-Thérèse Morlet, Dictionnaire étymologique des noms de famille, Perrin, Paris, 1997.
RESUMEN
la elección recaiga en los indios conocidos por Pirú y Brown dejando a aquellos la
facultad de designar las dos mujeres que gusten para acompañarles (…)4”
Según Paul Rivet, François de Curel, antiguo capitán de estado mayor agregado
al Ministerio de la Guerra, fue director del Colegio Oriental de Montevideo5 y pasó 6
años en las “provincias del Paraguay y de la Plata”6. En 1958, José Joaquín Figueira
encontró en los documentos de la embajada de Francia en Montevideo el que lo citaba
como nacido el 4 de enero de 1778 en Lyon7. Existe en los archivos municipales de
Lyon un acta de nacimiento de François Decurel de la misma fecha, habiendo sido este
individuo bautizado al otro día en la parroquia de la Platière8, en la misma ciudad.
El 4 de diciembre, la jefatura de policía de Montevideo, por intermedio del jefe
Don Luis Lamas, le contestó:
“(…) que considerando cuán perjudiciales son al país los indios charrúas por sus malos
hábitos e inaplicación al trabajo, juzga q.e seria un beneficio permitir a D. Francisco
de Curel que lleve a Francia el número que desea. Mas en c..ta a los q.e deben designarse
al efecto, sería muy conveniente q.e en lugar de Perú lo fuere Laureano, p.r
ser este joven como de 20 años y un malvado q.e convendría alejar del país; y por el
contrario, aqu.l un anciano pacífico y moderado en sus costumbres.”9
El 13 de febrero de 1833, de Curel hizo llegar una nota más a las autoridades en
la que pedía:
“Que no permitiendo las leyes francesas disponer de ningún individuo sin su previo
consentimiento, sería preciso que el gobierno se sirviera mandar recibir por quien
corresponda, una declaración en debida forma por la que conste que los indios charrúas
que le fueron otorgados por V.E. son gustosos en seguirle y permanecer a su
lado por dos años, con (la) condición de que les suministraré durante aquel tiempo,
cuanto necesiten; proporcionándoles después medios de sustento para su vida, sea en
Europa o en cualquier país que eligieren. Dichos indios son los llamados Perú, Sirá
y la India Guyendita, que se hallan en mi casa (sic); y el Indio que está preso, cuyo
nombre no conozco. (…)”10 (fig. 2)
El “indio que está preso”, fué seguramente Tacuavé ya aludido con el nombre de
Laureano. Según los datos que Paul Rivet consiguió por parte de M. de Bouëlier11,
de Curel zarpó el 25 de febrero de 1833 del puerto de Montevideo con sus “cuatro
4. Publicado por Vidal, Angel H. “La leyenda de la destrucción de los charrúas por el general Fructuoso Rivera”,
p. 27. Montevideo, 1933. (ver bibliografía)
5. Establecimiento que J.J. Figueira ubica en una finca conocida por “Policía Vieja” ya que ahí funcionaba un local
del Parque de ingenieros llamado “Casa de la Policía” hasta 1831. Hoy habría estado sobre la calle Sarandí (en ese
entonces San Carlos). Figueira, José Joaquín. François de Curel: Arrivée en France de quatre sauvages Charrúas, par
le brick Phaéton de Saint-Malo, Montevideo, 1959. (ver bibliografía)
6. Entre comillas en la edición original de Paul Rivet. Op. cit Rivet, nota 1, p. 14.
7. Figueira, José Joaquín. François de Curel; Notas biográficas, Montevideo, 1959 y 1961, y Comentarios a páginas
olvidadas de Marcos Sastre (1830-1832), Montevideo, 1964. (ver bibliografía)
8. Registre des naissances de 1778, Archives Municipales de la Ville de Lyon. François de Curel fue también hecho
caballero de la legión de honor. Para más información sobre su biografía ver Figueira, José Joaquín. Comentarios a
páginas olvidadas de Marcos Sastre (1830-1832) Imprenta Nacional, Montevideo, 1964 y op. cit. nota 7.
9. In Vidal, Angel H., p. 28, op. cit nota 4. Carpeta de resoluciones del Ministerio de Gobierno, caja 839, Archivo
General de la Nación, y Escribanía de Gobierno y Hacienda, Montevideo.
10. Escribanía de Gobierno y Hacienda año 1833, expediente número 49, Montevideo in Angel H. Vidal, p. 29,
op. cit nota 4.
11. En una carta que este señor, administrador de la inscripción maritima del 2ndo sector maritimo, sub-sector de
Saint Servan, “quartier” de Saint Malo le manda el 18 de mayo de 1927. En la misma agrega: “El barco, que pertenecía
a MM Gautier e hijo, armador, estaba bajo el mando del comandante Jacques Peynaud, llevaba una carga de
cueros y de astas (cuernos) y contaba con una tripulación de 14 hombres, 13 pasajeros, entre los cuales de Curel y sus
4 indios.” Rivet, op. cit nota 1, p. 14. Los pasajeros fueron enumerados y nombrados en Figueira, José Joaquín. Un
indios” en el bergantín Phaéton, con destino a Saint-Malo. Estos iban inscritos en una
misma casilla del rol del buque, bajo los nombres de “Peru”, “Laureano”, “Senaqué”
y “Micaëla Jougousa” (sic), el mismo rol indicaba además:12
“Los cuatro pasajeros citados en esta casilla han sido mandados ante la autoridad civil,
para la destinación ulterior.” Firmado (Raymond) Baradère, consul de Francia.”13
La misma fuente relata que el Phaéton llegó a Saint-Malo el 7 de mayo. Antes de
comenzar la narración del itinerario del grupo amerindio en Francia, detengámosnos
aquí un momento sobre lo que sabemos de ellos14. El primero era Vaimaca Perú15. Algunos
datos que tenemos de él nos fueron acercados por de Curel quién escribió:
(…) “Quién, en 1814, pasa voluntariamente al servicio del general Artigas. Ribéra
(sic) le dió el mando de un cuerpo de indígenas misioneros que se distinguió en la
guerra llevada por los de Buenos Aires contra Brasil (…) cuando la paz de 1829, Péru
se retira, con sus compañeros, cerca de los bordes del río Ybicui, donde se mantuvo
inofensivo hasta la revolución de 1832, a la que tomó una parte activa en favor de los
que quisieron derrocar la autoridad del presidente. El coronel Barnabé (sic) Ribéra,
hermano del primer magistrado de la República Oriental, lo apresó y lo salvó de una
muerte segura; herido ya por un enorme sablazo, Vaimaca iba a ser fusilado, cuando
el coronel Ribéra16, tán distinguido por su humanidad como por su coraje, lo tomó
colaborador de César Hipólito Bacle. De la vida y obra de Arthur Onslow. Revista Historia n° 33, año IX, pags 5-14,
Buenos Aires, oct.-dic.1963.
12. Esta lámina seguramente está basada en la que figura con el número 3 en este artículo.
13. Op cit. Rivet, op. cit nota 1, p. 14.
14. No reproduciré en este artículo las descripciones más generales sobre los Charrúas que escriben los autores y que
han sido inspiradas en su mayor parte por el libro de Félix de Azara (Voyage en Amérique méridionale, publicado en
1809, Dentu, imprimeur libraire, Paris) y el del Padre Dobrizhoffer, Historia de Abiponibus, equestri, bellicosaque
Paraguariae natione, etc. (Vienna, 1784) que con seguridad conocían De Curel, Dumoutier, Virey y los demás.
15. Eugenio Petit Muñoz encuentra similitud entre el nombre Vaimacá y otros de caciques Charrúas como Tabobá
o Abayubá y también entre Perú y Terú, Tacú, nombres también de caciques que encuentra en Sallaberry, Juan
Faustino, Los Charrúas y Santa Fé, Montevideo, imp. Gómez y Cía, 1926, 202 p. También indica, citando al artículo
de Eduardo Acevedo Díaz, La Boca del Tigre, en La Epoca, año IV, n° 971, Montevideo, 19 de agosto de 1890, que
podía ser el nombre usual del cacique Pirú, compañero de Sepé, herido en la Boca del Tigre. Petit Muñoz, Eugenio.
La vivienda Charrúa, p. 70. Apartado del N°5 de la Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad
de la República, Montevideo, 1950, 80 p.
16. Aquí se alude al coronel Bernabé Rivera.
de Curel, ha sido objeto de varios estudios, siendo la fuente
principal el “mémoire” de Paul Rivet “Les Derniers Charrúas”1.
Este artículo2 pretende ser un repaso de lo que podemos destacar
como fuentes sobre el itinerario del grupo y aporta algunos datos
nuevos, tales como el nombre de la hija de Micaela Guyunusa
nacida en París.
Palabras clave: Charrúas, Tacuavé, Guyunusa, Vaimaca Perú,
François de Curel.
El 11 de noviembre de 1832, François de Curel3, ciudadano francés residente en
Montevideo, dirigió una carta al Ministerio de Gobierno de la República Oriental del
Uruguay, en la que solicitaba:
“Debiendo hacer un viaje a Francia tiene el deseo de aprovechar esta ocasión para
llevar con él cuatro indios charrúas, con el objeto de presentarlos a su majestad el rey
de Francia, a las Sociedades Cientificas y a otras personas de distinción e ilustración,
bajo las obligaciones que el superior gobierno se dignará imponerle. Que desea que
1. Rivet, Paul. Les Derniers Charruas. Montevideo, 1930. (ver bibliografía)
2. Los textos citados en el presente artículo llevan la fuente consultada, siendo ésta primaria o secundaria. La traducción
de los textos y artículos en francés fue hecha por el autor. La reproducción integral de las fuentes y varios comentarios
relativos a la traducción de los mismos debieron ser omitidos de este artículo por motivo de falta de espacio.
3. En los documentos que encontramos en el río de la Plata, el hombre se atribuye una partícula, firmando “François
de Curel”. Elegí esta ortografía, a pesar que sea la de “Decurel” que aparece en su acta de nacimiento en Lyon. Para
Marie-Thérèse Morlet, este apellido, es descrito como una forma antigua del apellido “Cureau” y no es de orígen noble.
Marie-Thérèse Morlet, Dictionnaire étymologique des noms de famille, Perrin, Paris, 1997.
RESUMEN
la elección recaiga en los indios conocidos por Pirú y Brown dejando a aquellos la
facultad de designar las dos mujeres que gusten para acompañarles (…)4”
Según Paul Rivet, François de Curel, antiguo capitán de estado mayor agregado
al Ministerio de la Guerra, fue director del Colegio Oriental de Montevideo5 y pasó 6
años en las “provincias del Paraguay y de la Plata”6. En 1958, José Joaquín Figueira
encontró en los documentos de la embajada de Francia en Montevideo el que lo citaba
como nacido el 4 de enero de 1778 en Lyon7. Existe en los archivos municipales de
Lyon un acta de nacimiento de François Decurel de la misma fecha, habiendo sido este
individuo bautizado al otro día en la parroquia de la Platière8, en la misma ciudad.
El 4 de diciembre, la jefatura de policía de Montevideo, por intermedio del jefe
Don Luis Lamas, le contestó:
“(…) que considerando cuán perjudiciales son al país los indios charrúas por sus malos
hábitos e inaplicación al trabajo, juzga q.e seria un beneficio permitir a D. Francisco
de Curel que lleve a Francia el número que desea. Mas en c..ta a los q.e deben designarse
al efecto, sería muy conveniente q.e en lugar de Perú lo fuere Laureano, p.r
ser este joven como de 20 años y un malvado q.e convendría alejar del país; y por el
contrario, aqu.l un anciano pacífico y moderado en sus costumbres.”9
El 13 de febrero de 1833, de Curel hizo llegar una nota más a las autoridades en
la que pedía:
“Que no permitiendo las leyes francesas disponer de ningún individuo sin su previo
consentimiento, sería preciso que el gobierno se sirviera mandar recibir por quien
corresponda, una declaración en debida forma por la que conste que los indios charrúas
que le fueron otorgados por V.E. son gustosos en seguirle y permanecer a su
lado por dos años, con (la) condición de que les suministraré durante aquel tiempo,
cuanto necesiten; proporcionándoles después medios de sustento para su vida, sea en
Europa o en cualquier país que eligieren. Dichos indios son los llamados Perú, Sirá
y la India Guyendita, que se hallan en mi casa (sic); y el Indio que está preso, cuyo
nombre no conozco. (…)”10 (fig. 2)
El “indio que está preso”, fué seguramente Tacuavé ya aludido con el nombre de
Laureano. Según los datos que Paul Rivet consiguió por parte de M. de Bouëlier11,
de Curel zarpó el 25 de febrero de 1833 del puerto de Montevideo con sus “cuatro
4. Publicado por Vidal, Angel H. “La leyenda de la destrucción de los charrúas por el general Fructuoso Rivera”,
p. 27. Montevideo, 1933. (ver bibliografía)
5. Establecimiento que J.J. Figueira ubica en una finca conocida por “Policía Vieja” ya que ahí funcionaba un local
del Parque de ingenieros llamado “Casa de la Policía” hasta 1831. Hoy habría estado sobre la calle Sarandí (en ese
entonces San Carlos). Figueira, José Joaquín. François de Curel: Arrivée en France de quatre sauvages Charrúas, par
le brick Phaéton de Saint-Malo, Montevideo, 1959. (ver bibliografía)
6. Entre comillas en la edición original de Paul Rivet. Op. cit Rivet, nota 1, p. 14.
7. Figueira, José Joaquín. François de Curel; Notas biográficas, Montevideo, 1959 y 1961, y Comentarios a páginas
olvidadas de Marcos Sastre (1830-1832), Montevideo, 1964. (ver bibliografía)
8. Registre des naissances de 1778, Archives Municipales de la Ville de Lyon. François de Curel fue también hecho
caballero de la legión de honor. Para más información sobre su biografía ver Figueira, José Joaquín. Comentarios a
páginas olvidadas de Marcos Sastre (1830-1832) Imprenta Nacional, Montevideo, 1964 y op. cit. nota 7.
9. In Vidal, Angel H., p. 28, op. cit nota 4. Carpeta de resoluciones del Ministerio de Gobierno, caja 839, Archivo
General de la Nación, y Escribanía de Gobierno y Hacienda, Montevideo.
10. Escribanía de Gobierno y Hacienda año 1833, expediente número 49, Montevideo in Angel H. Vidal, p. 29,
op. cit nota 4.
11. En una carta que este señor, administrador de la inscripción maritima del 2ndo sector maritimo, sub-sector de
Saint Servan, “quartier” de Saint Malo le manda el 18 de mayo de 1927. En la misma agrega: “El barco, que pertenecía
a MM Gautier e hijo, armador, estaba bajo el mando del comandante Jacques Peynaud, llevaba una carga de
cueros y de astas (cuernos) y contaba con una tripulación de 14 hombres, 13 pasajeros, entre los cuales de Curel y sus
4 indios.” Rivet, op. cit nota 1, p. 14. Los pasajeros fueron enumerados y nombrados en Figueira, José Joaquín. Un
indios” en el bergantín Phaéton, con destino a Saint-Malo. Estos iban inscritos en una
misma casilla del rol del buque, bajo los nombres de “Peru”, “Laureano”, “Senaqué”
y “Micaëla Jougousa” (sic), el mismo rol indicaba además:12
“Los cuatro pasajeros citados en esta casilla han sido mandados ante la autoridad civil,
para la destinación ulterior.” Firmado (Raymond) Baradère, consul de Francia.”13
La misma fuente relata que el Phaéton llegó a Saint-Malo el 7 de mayo. Antes de
comenzar la narración del itinerario del grupo amerindio en Francia, detengámosnos
aquí un momento sobre lo que sabemos de ellos14. El primero era Vaimaca Perú15. Algunos
datos que tenemos de él nos fueron acercados por de Curel quién escribió:
(…) “Quién, en 1814, pasa voluntariamente al servicio del general Artigas. Ribéra
(sic) le dió el mando de un cuerpo de indígenas misioneros que se distinguió en la
guerra llevada por los de Buenos Aires contra Brasil (…) cuando la paz de 1829, Péru
se retira, con sus compañeros, cerca de los bordes del río Ybicui, donde se mantuvo
inofensivo hasta la revolución de 1832, a la que tomó una parte activa en favor de los
que quisieron derrocar la autoridad del presidente. El coronel Barnabé (sic) Ribéra,
hermano del primer magistrado de la República Oriental, lo apresó y lo salvó de una
muerte segura; herido ya por un enorme sablazo, Vaimaca iba a ser fusilado, cuando
el coronel Ribéra16, tán distinguido por su humanidad como por su coraje, lo tomó
colaborador de César Hipólito Bacle. De la vida y obra de Arthur Onslow. Revista Historia n° 33, año IX, pags 5-14,
Buenos Aires, oct.-dic.1963.
12. Esta lámina seguramente está basada en la que figura con el número 3 en este artículo.
13. Op cit. Rivet, op. cit nota 1, p. 14.
14. No reproduciré en este artículo las descripciones más generales sobre los Charrúas que escriben los autores y que
han sido inspiradas en su mayor parte por el libro de Félix de Azara (Voyage en Amérique méridionale, publicado en
1809, Dentu, imprimeur libraire, Paris) y el del Padre Dobrizhoffer, Historia de Abiponibus, equestri, bellicosaque
Paraguariae natione, etc. (Vienna, 1784) que con seguridad conocían De Curel, Dumoutier, Virey y los demás.
15. Eugenio Petit Muñoz encuentra similitud entre el nombre Vaimacá y otros de caciques Charrúas como Tabobá
o Abayubá y también entre Perú y Terú, Tacú, nombres también de caciques que encuentra en Sallaberry, Juan
Faustino, Los Charrúas y Santa Fé, Montevideo, imp. Gómez y Cía, 1926, 202 p. También indica, citando al artículo
de Eduardo Acevedo Díaz, La Boca del Tigre, en La Epoca, año IV, n° 971, Montevideo, 19 de agosto de 1890, que
podía ser el nombre usual del cacique Pirú, compañero de Sepé, herido en la Boca del Tigre. Petit Muñoz, Eugenio.
La vivienda Charrúa, p. 70. Apartado del N°5 de la Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad
de la República, Montevideo, 1950, 80 p.
16. Aquí se alude al coronel Bernabé Rivera.
Fig. 1 y 2. Lámina reproducida por J. C. Prichard12 en Natural History of man, H. Bailliere, Londres, 1843,
y carta de François de Curel del 13 de febrero de 1833.
bajo su protección, con algunos otros Charrúas, amenazados por el mismo destino, y
los hizo conducir a la Ciudadela de Montevideo.(…)”17
En notas inéditas de Pierre-Marie-Alexandre Dumoutier que nos han sido transmitidas
también por Rivet, se encuentran los datos siguientes:
“Apodado Perú, de aproximadamente 54 años de edad. Su tamaño es a lo máximo de 5
piés (162 cm aproximadamente). Por sus anchos hombros, por las formas pronunciadas
de sus brazos y de su cuerpo se reconoce que debió ser dotado de una gran fuerza (…)
Las insignias del cacique son un cinturón de cuero con pequeños redondeles también
de cuero. (…)”18
Sobre Senaqué, de Curel escribió:
“El segundo Charrúa es Sénaqué, guerrero citado por su coraje: este se dedica a
veces al arte de curar; su medicina es tan inocente como barata, consistiendo sólo en
la aplicación de algunos tópicos compuestos de plantas medicinales para las heridas
o lesiones externas y palabras y muecas en cuanto a afecciones internas. Sénaqué fue
el constante y fiel compañero de Péru en todas las vicisitudes de su vida. (…) Durante
la guerra contra Brasil, fue herido de un lanzazo en el pecho; su carácter es menos
abierto que el de su jefe, y nunca quizo prestarse a las costumbres criollas, ni aprender
su idioma.”19
A estos datos Dumoutier, agregaba:
“Aproximadamente de 52 años de edad, muerto en París el último 26 de julio, era
médico del cacique y de su tribu (aquí Rivet anota que en otra nota la palabra “tribu”
estaba sustituída por la palabra “familia”). Su tamaño era de 5 piés y 2 a 3 pulgadas
(167 a 170 cm). (…) Lleva con orgullo las insignias de su saber medical que consisten
en un cinturón de cuero abigarrado de varios colores.”20
Fig. 3 y 4. Grabado atribuído a Arthur Onslow hecho durante la travesía del Phaéton y reproducido en el
folleto de François de Curel21 y grabado de Bernard, hecho en París y ubicado por José Joaquín Figueira
en 1956.
17. “Arrivée en France de quatre sauvages Charruas par le brick français Phaéton de Saint Malo.” Imprimerie d’Hyppolite
Tilliard. Rue de la Harpe n° 88. Notice sur les indigènes de l’Amérique du Sud et en particulier sur la tribu des
Indiens Charruas in Rivet, op. cit nota 1, apéndice II, p. 68. En su numero del 1ero de junio de 1833, la “Bibliographie
de la France” señala la publicación de la primera edición de dicho opúsculo.
18. In op. cit nota 1, p. 34.
19. Op cit. nota 1, apéndice II, p.68.
20. Op. cit nota 1, p. 35.
21. Op. cit nota 17.
François de Curel describió de la siguiente manera al tercer hombre del grupo:
“El tercero se llama Tacuabé, nació de un Charrúa que se había establecido en la pequeña
ciudad de Paysandú, a orillas del Uruguay. Criado entre gauchos, se ha vuelto
aunque muy joven, un buen domador de caballos, y adquirió un conocimiento práctico
de las localidades, tan extraordinario, que estaríamos más seguros de no perdernos,
conducido por él en plena noche que por cualquier otro guía en pleno día. El general
Ribéra (sic), encantado por su habilidad, lo había tomado como guía de confianza, pero
Tacuabé, teniendo conocimiento del movimiento llevado a cabo por los otros indios de
su tribu, se había escapado del cuartel general, y se había unido a los Charrúas a los
que rindió importantes servicios, hasta el momento en el que, apresado con el resto
de los suyos, fué conducido a Montevideo, donde fué detenido, con grillos en los piés,
hasta el día de su embarque para Europa.”22
Eugenio Petit Muñoz ha encontrado la partida de bautismo de Tacuavé en Paysandú.
Ahí aparece como nacido el 8/9/1809 y:
“hijo legítimo de Eustaquio Tacuavé y de Francisca Martínez, Indios de esta jurisdicción.”
23.
Micaela Guyunusa nos es más brevemente descrita en el librillo por de Curel:
“Finalmente, la mujer que acompaña esos tres Charrúas, y que es de la misma tribu,
se llama Guyunusa; formaba parte de la última concentración destruida por el general
Ribéra; fué conducida presa con algunas de sus compañeras, al mismo tiempo que
Péru y Sénaqué. No hemos podido procurarnos ninguna información sobre lo que la
concierne personalmente; parece haberse encariñado con el joven Tacuabé.”24
También es Eugenio Petit Muñoz quien publica lo que es al parecer la partida de
bautismo de Micaela Guyunusa:
“Michaela. En veinte, y seis de Julio de mil ochocientos siete (con mi licencia) el R.P.P.
Fr. Ignacio Maestre, bautiso Solemnemente a una niña, q. nació el veinte y ocho de Septiembre
del año pasado, a quien puso por nombre María Michaela hija natural de María
Rosa India charrúa: fueron Padrinos Manuel Medina, y Victoria Cambayaé, a quienes
se les advirtieron sus obligaciones; doy fee (sic) Silverio Antonio Martínez.25”
Poco tiempo después de su llegada a París, François de Curel dirigió una carta a la
Academia de Ciencias en la que los invitaba a venir a ver a los Charrúas. Según Paul
Rivet, los miembros de las Academias podían entrar gratis mostrando su medalla, todos
los días, del mediodía a las 4 de la tarde26.
“Los cuatro charrúas de los que se trata, han traído sus vestidos habituales sus armas
y los pocos ustensilios de su uso en sus habitaciones nómadas. Un toldo (o carpa de
juncos), fabricado por ellos, será armado en el cercado donde residen para servirles
de vivienda, allée d’Antin n° 19, en los Campos Elíseos.”
“(…) Los charrúas entienden bastante bien el español. Un joven que ha vivido mucho
tiempo entre los indios, servirá de intérprete para las personas que no conocerían este
22. Op cit nota 18.
23. F. 43 vta. del libro de bautismos de la parroquia de Paysandú in Eugenio Petit Muñoz, op. cit nota 16, p. 65.
Agrega como dato este autor que habiendo revisado las partidas de tres hermanas del susodicho, aparecen estas todas
con nombre cristiano, concluyendo por lo tanto que Laureano Tacuavé creció en los aledaños de Paysandú y se crió en
lo “que era entonces aquel pequeño pueblo cristiano de indios guaraníes”.
24. Op. cit nota 17.
25. Op. cit nota 19, p. 72 y lámina VII p. 73.
26. Rivet, op. cit nota 1, p.16.
idioma y que quisieran no obstante interrogar ellos mismos a los cuatro individuos
según su curiosidad.”27
Al parecer, es de forma simultánea que el “exhibidor” se dirigió al público. José Joaquin
Figueira encontró una nota (fig. 6) que atribuye a de Curel en la que indicaba:
“Los Charrúas son visibles todos los días,
excepto el sábado de las 3 a las 6 de la tarde, Allée d’Antin, N° 19,
Campos Eliseos.
Precio de entrada: 5 Francos por persona”28
Fig. 5 y 6. Primer página del folleto de François De Curel (ver nota 17) y nota publicada por José Joaquín
Figueira en 1959 que le fué enviada por Carl Schuster (ver nota 5)
En este año 1833, en el que irónicamente la “Sociedad de los Derechos
Humanos” publicaba su manifiesto en La tribune29, Francia vivía bajo el régimen
conocido como la “Monarquía de Julio”. El gobierno de Louis-Philippe
mantenía su autoridad pese a las protestas de los tejedores que dos años antes
habían resultado en una represión sangrienta en las calles de Lyon y las que
más recientemente, en junio de 1832, sucedieron cuando el entierro del general
Lamarque. Según Paul Rivet, los primeros académicos visitaron a los Charrúas
en grupo el sábado 8 de junio a las 11 de la mañana.
Días más tarde, François de Curel volvía a escribir a la Academia de Ciencias
una carta que sería leída en la sesión del 10 de junio. En ésta solicitaba que se
designaran comisarios para ir a ver a los Charrúas. Estos serían el presidente de
la Academia de Ciencias, Geoffroy de Saint-Hilaire, los Sres. Serres, Larrey y
Flourens. La Academia de Ciencias Morales y Políticas designaría a los Señores
Edwards, Mignet, Broussais y Villermé.30 Como resultado de esa visita, varios
27. Esta carta fué leída en la sesión del 3 de junio. Archives de l’Académie des Sciences in Rivet, op. cit nota 1, p.
16. Un resúmen de esta nota fue publicada en L’Institut, Journal des Académies et Sociétés Scientifiques de la France
et de l’étranger. Paris, t. I, 1833, p. 26 y en l’Europe Littéraire, Journal de la littérature nationale et étrangère. París, 1er
año, N° 44, 10 de junio 1833, p. 58. Para José Joaquín Figueira, el joven citado habría sido el propio hijo de François de Curel.
28. Figueira, José Joaquín, en op. cit notas 5 y 7.
29. La Tribune, edición del 22 de octubre de 1833.
30. Procès-Verbaux de l’Académie des Sciences hasta el més de agosto 1835 p. 281, in Rivet, op. cit nota 1 Archives
de l’Académie des sciences. El mismo día se recibía el informe de Virey que había visitado a los Charrúas el 7 de junio
según Rivet. 10 juin 1833, M. Virey, Observations sur les Charruas amenés en France par M. de Curel. Anexo III de
Rivet, op. cit nota 1, p. 76.
artículos serían publicados por los académicos 31. Como otra fuente de datos
sobre esta historia tenemos varios artículos de diarios de la época32. El primero
de ellos salió en Le Temps, que en su edición del 8 de junio de 1833 publicaba
las siguientes líneas:
“(…) Al principio se han sentido un poco desconfiados ante la presencia de 15 o 20
extraños. Sin embargo poco después se sintieron más cómodos y como entendían y
hablaban bastante bien el español y el portugués pudieron responder a las preguntas
que les formularon algunos de los visitantes. (…)”33
Si varios artículos no fueron más que una copia de unos a otros, algunos se destacan
por constituir testimonios de hechos relevantes. Le National del domingo 14 de julio,
por ejemplo, (N° 195) nos relató la experiencia siguiente:
“(…) Los Señores comisarios nombrados por la Academia de Ciencias y la de Ciencias
Morales y Políticas, deseando juzgar el efecto que la música produciría sobre
los Indios-Charrúas, han ido el miércoles pasado, a visitar a esos salvajes. El Sr
Berton había conducido con él algunos profesores de las orquestas de la Academia
de música y del conservatorio, entre los cuales destacamos a los Señores Tulou y
Meifred” (…) “Han sido sobretodo muy sensibles a algunos solos de flauta y de
trompeta que el Sr Tulou y uno de los profesores que lo acompañaban han accedido
hacerles escuchar”34.
31. Artículo de J.J. Virey con resúmen de las observaciones sobre los Charrúas. Charruas. Revue encyclopédique,
Paris, t. LVIII, acril-mai 1833, pp. 533-534. Des Charruas de l’Amérique du Sud. Mémorial encyclopédique et progressif
des connaissances humaines. Paris, t. VIII, n° 30, junio 1833, p. 256. Des Charruas de l’Amérique méridionale.
L’Europe littéraire. París, 1ère año, n° 48, miercoles 19 de junio 1833, pp. 115-118. Este estudio de l’Europe Littéraire
será textualmente reproducido en Le Temps del viernes 28 de junio 1833; n° 1349. De la doble comisión nombrada por
el Instituto, Larrey publicó algunas observaciones anatómicas en: “Races humaines” Nouveau bulletin des Sciences,
publié par la Société philomatique de Paris, Paris, 1833, sesión del 15 de junio pp. 105-106. Apendice VII de Rivet
Op. cit. nota 1, p. 96
32. No hemos citado aquí los artículos publicados por la prensa en América. Otra fuente de datos, publicados después
de la muerte de los miembros del grupo, es la de los trabajos científicos, estos son: Flourens (P.) “Recherches
anatomiques sur le corps muqueux, ou appareil pigmental de la peau, dans l’Indien Charrua, le nègre et le mulâtre”.
Comptes rendus hebdomadaires des séances de l’Académie des Sciences. Paris, t. III, juillet-décembre 1836, ps. 699-
706. Artículo publicado con el mismo título en Annales des Sciences naturelles, Paris, 2°série, t. VII, zoologie, 1837,
ps. 156-164. También fué integrado en: Anatomie de la peau et des membranes muqueuses. Archives du Muséum
d’histoire naturelle, Paris, Gide, Editeur, t. III, 1843, ps. 153-253. Dessalines D’Orbigny, Charles, Dictionnaire universel
d’histoire naturelle, Renard, Martinet et Cie, Paris, 1849. Broca, Paul, Mémoire sur l’hybridité en général, sur la
distinction des espèces animales et sur les métis obtenus par croisement du lièvre et du lapin. Journal de la physiologie
de l’homme et des animaux. Paris, t.1, 1858, ps. 433-47, 684-729, t. II, 1859, ps. 218-258, 345-396, 601-625, t. III,
1860, ps. 392-439. Cf. en lo que concierne a los Charrúas, t. I, ps. 684-685, note I. Artículo reproducido en parte en:
Mémoires d’anthropologie. Paris T. III, 1877, ps. 327-593, con el título: “Recherches sur l’hybridité animale en général
et sur l’hybridité humaine en particulier considérée dans leurs rapports avec la question de la pluralité des espèces
humaines”. Sobre el mismo tema: Bulletins de la Société d’anthropologie de Paris. Paris, t. III, 1862, ps. 409-411.
Morton, Samuel George, Crania Americana. Philadelphie et Londres, 1839, ps. 137-138, pl. XIV. Quatrifages, A. de
y Hamy, Ernest T., Crania ethnica. Paris, 1882, p. 468. Verneau, R. Le bassin dans les sexes et dans les races. Paris,
1875, ps. 98-100, pl. XIV, fig. 4-5. Pasteau, Emile, Recherches sur les proportions de la clavicule dans les sexes et
dans les races. Paris, 1879, p. 67. Rivet, Paul, Les derniers Charruas, op. cit nota 1. En 1966 Badano Repetto hace
radiografías a partir del esqueleto de Vaimaca Peru. Horacio Solla Olivera, Augusto Soiza Larrosa y Ruben Alfonzo
Peirano (Revisión de un estudio radiográfico sobre el esqueleto de Vaimaca-Pirú, Anales del VIII Encuentro Nacional
y V Regional de Historia, año 2, n°2, Montevideo, 1990.) Sans, Mónica. Estudio de los restos del cacique Vaimaca
Perú. Instituto de Ciencias Antropológicas Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Departamento de
Antropología Biológica, presentado el 22 de diciembre 2004 en el MEC.
33. Le Temps, 8 de junio 1833, in Rivet op. cit, nota 1, p. 17.
34. Le National del domingo 14 de julio (N° 195) artículo reproducido por le Moniteur du Commerce del lunes 15
de julio de 1833, n° 68, in Rivet, op. cit nota 1, p.19
Fig. 7. Ilustración del articulo
de Léon Gozlan en le “Musée
des familles”. Si nos referimos
al texto, el órden debería ser de
izquierda a derecha Senaqué
(“expirando como un trapero de
la calle Mouffetard, en un gorro
de algodón”, dice el artículo),
Tacuavé (“al que ven parado”),
Guyunusa y Vaimaca (“que se
acostó bostezando como un
tigre”). Sin embargo, el artículo
dice que Senaqué no estaba junto
a los otros, sinó “descansando en
un galpón aparte”.
Esta experiencia se acompañó de otras observaciones que los académicos publicarían
en los trabajos ya citados. Pero esa “mirada académica” no era compartida por
todos. Tal es el caso de un tal L.P. quien publicaba días antes, en el mismo Le National
del 4 de julio 1833:
(…) “Tacuabé parece abierto y bueno, su mirada es vivaz, dulce e inteligente. Habla
con facilidad a cualquiera que se le acerque y de una manera decente y amistosa; es
cierto que ha hecho unas muecas bastante feas a los Señores Acádemicos que querían
mirarlo de demasiado cerca y someterlo al análisis de su lente; pero ese día me confesó
que había tomado un trago de más y que además no le gustaba ser examinado
como un animal escaso, y que los curiosos de esa estirpe le molestaban, ese era al
menos el sentido de su pésimo español. Este sentimiento, totalmente humano, me
pareció extremadamente honorable para él. Pero abórdelo con confianza, háblele de
los temas de sus estudios, como las armas, los caballos; objetos de su agrado, como
las mujeres y el aguardiente, ofrézcale una pipa de tabaco, una libra de cerezas o un
vaso de vino y encontrará en él un ser comunicativo, simpático, benevolente, enfín,
un buen camarada.35”
Este autor publicó en un segundo artículo una serie de datos que dijo haber obtenido
de Laureano Tacuavé y Vaimacá Perú relativos a la caza, y otras costumbres
Charrúas. En éste, que data del 12 de julio, ya indicaba haber encontrado a Senaqué
en mal estado:
(…) “Por ahora, se encuentran muy bien, excepto el pobre Sénaqué, que, me temo,
agregará por su muerte una incisión suplementaria a los brazos ya tan tajados de la
pobre Michaela (…)36
Efectivamente, Senaqué, que había sido herido de un sablazo, como lo afirmaba ya
de Curel en su librillo, fue transferido a la Maison Royale de Santé el día 23 de julio
al servicio del profesor Duméril37. Allí moriría el 26 de julio a las siete de la noche.
Este hecho, nos fue relatado en un artículo escrito por Camus, interno en dicha Maison
Royale de Santé, que lleva como fecha la del 3 de agosto de 1833:
35. L.P. (Le National du 4/7/1833) en Rivet, op. cit nota 1, apéndice V p. 81.
36. L.P. Les Charruas – Les Gauchos (2ème article). Le National, 12 juillet 1833 in Rivet, op. cit nota 1, apéndice
VI, p. 89.
37. Bajo la propuesta de Flourens, la Asamblea de profesores del Museum decidió, el 23 de julio, que sería tratado
con los fondos del Museum en la Maison Royale de Santé del Faubourg St Denis: “una parte de los fondos destinados
a la compra de animales exóticos fué afectada al pago de los gastos necesarios (4 francos por día).”. Procès-verbaux
des séances de l’Assemblée des professeurs du Muséum, 36° volume, séance du 23 juillet 1833, p. 43.
“(…) Herido de un lanzazo en la región del estómago, durante la última guerra, Sénaque
estaba enfermo desde hace tiempo; algunas personas relacionan este accidente a
la fiebre de consunción38 que lo mató. Esta herida había desarrollado una hernia muy
pronunciada en la región epigástrica; pero no era esa la causa a la que parecía atribuir
sus sufrimientos. La desesperación, el aburrimiento y más que nada la nostalgia del
pago, ese mal roedor, que no deja ni tregua ni reposo, tenían sin duda mucho más que
ver. (…) “Guardaba un silencio absoluto, que rompió sólo una vez sin provocación.
Oh Paris! Paris!39 se exclamó y para quienes lo oyeron había en esta exclamación toda
su historia.” (…)40
Su acta de defunción cuya mención es citada en el mismo artículo, lleva:
(…) “Apellidos y nombres, Senaqué; País, Indio; Edad, presumiblemente cincuenta
seis a cincuenta y siete años; Profesión, favorito del jefe de la tribu, médico: Lugar de
nacimiento, tribu de los Charrúas; Soltero. Entrado el 23 de julio de mañana. Muerto
el 26 de julio a las siete de la tarde. Permaneció cuatro días en la Maison Royale de
Santé.”41
José Joaquín Figueira encontró entre los índices de defunción del 5º distrito (antiguo)
de París la mención:
“SENAQUÉ, fallecido a los 56 años, Allèe d’Antin Nº 19, el 26 de Julio de 1833”42
Otro artículo, seguramente inspirado por quien explotaba el “espectáculo” salió
publicado en setiembre como respuesta al de Camus:
“No fue tán sólo por especulación pero también por humanidad, que los Charrúas han
sido traídos a Francia con su propio consentimiento. Estarían muertos de dolor y de
miseria en los calabozos de Montevideo, donde eran cautivos. Ningún cuidado le fue
negado a Senaqué por sus conductores antes de su muerte, y su cadáver no ha sido
vendido, pero dado por ellos al Cabinet de Anatomía del Jardin del Rey. Los Charrúas
sobrevivientes están muy felices de las visitas que reciben, sobre todo cuando son visitas
de damas. Su domicilio es de ahora en adelante rue de la Chaussée d’Antin, n°
27, en un local más digno de ellos y de las personas honorables que quieran pedirles
audiencia.”43
38. Cabe la posibilidad que Camus se refiriera a una tuberculosis. La sexta edición del Diccionario de la Academia
Francesa, dá como definición para el término consomption: “(…) se dice comunmente de un enflaquecimiento progresivo
que precede a la muerte en la mayoría de las enfermedades crónicas, y sobre todo de la tisis pulmonar.” Dictionnaire
de l’Académie Française, sixième édition, Paris, 1835.
39. Se ha interpretado de varias formas esta exclamación. Para algunos autores las palabras habían de ser “País País”
y se hubieran referido a un grito de nostalgia o bien de demostración de “regreso” como lo parece manifestar Vaimacá
cuando lo interroga Dumoutier “Sin embargo, cuando uno de ellos se murió (Senaqué) pregunté a Péru lo que pensaba
de la muerte de su compañero: “Ah ! volvió al país, me dijo, volverá de nuevo” y no pude tener otras reflexiones.”
Podemos sugerir aquí que también puede haber sido un término del ámbito religioso por haber estado además Senaqué
vinculado al oficio espiritual.
40. Camus, interne à la Maison Royale de Santé. Les derniers moments de Senaque le Charrua. Revue de Paris.
Paris, 1ère série, t.LII, 1833, pp.136-140. Este artículo fue reproducido por: Le Constitutionnel. Paris, N° 224, lundi
12 août 1833. Gazette des hôpitaux. Paris, 6ème année, t. VII, n° 102, 1833, pp. 392-393. Le Courrier de Lyon, 20 août
1833 in Rivet op. cit nota 1, apéndice VIII p. 97.
41. Op. cit nota 37
42. Publicado por Annie Houot en “Un Cacique Charrúa en París”, Ed. Costa Atlántica, Montevideo, 2002.
43. Les Charruas. Revue de Paris, Paris, 1ère série, t. LIV, septembre 1833, p. 60 in Rivet op. cit nota 1, p. 22.
Fig. 8 y 9. L’allée d’Antin y la rue de la Chaussée d’Antin hoy.
Según Paul Rivet, el cuerpo de Senaqué fue después transportado al laboratorio de
anatomía humana del Museum. Por lo que nos dice el artículo de la Revue de París, la
exhibición se mudó. Paul Rivet supone que los Charrúas fueron después vendidos por
de Curel a un segundo manager:
“(…) a su llegada a Francia, los cedió, al parecer, a un especulador de las manos del
cual pasaron a un zoológico ambulante.”44
El 20 de setiembre de 1833, a las 9 de la noche, Micaela Guyunusa dio a luz una
niña nacida a término y por lo tanto concebida antes de su partida de América. El
doctor Stanislas Tanchou, enviado por el Sr. Flourens días más tarde para atender a
la pequeña por una retención de orina redactó un artículo sobre ese parto al que no
asistió, recogiendo al parecer sus datos con la partera, la Sra Lesueur. El relato del Dr.
Tanchou que fue publicado en el diario La Gazette des Hôpitaux, contiene la descripción
siguiente45:
“(…) Así como Guyunusa, que ya había tenido un niño en su país, a orillas del Río
Negro (América del Sur), sintió unos dolores de alumbramiento, procuró estar sola,
tomó una cuerda que anudó en forma de ocho a la doble empuñadura de una de las
puertas del apartamento revestido de lambriz, en el suelo del cual están acostados
sobre unas pieles y un fino jergón46. Guyunusa deja esa cuerda lo suficientemente larga
como para que tirando se encuentre casi de cuclillas en el suelo. Cuando los dolores
se volvieron más fuertes, su marido, Vacuabé (sic), vino a sentarse como se sientan los
sastres47 bajo ella, de manera a que la paciente pueda ella misma sentarse sobre sus
rodillas. Cuando los dolores se volvían fuertes, Vacuabé (sic) se mantenía tranquilo,
pero cuando el dolor era débil, o que había pasado, alzaba a su mujer con sus rodillas y
la empujaba hacia arriba; al rato la soltaba para producir una sacudida, como se haría
para amontonar grano en una bolsa. El parto se hizo en tres horas casi sin dolor; un
rato después, esta mujer se levantó, fué hasta la chimenea para calentarse y sentándose
44. La citación es de Rivet, op. cit nota 1, p. 22: “Auboin, Isidore. Bella Union. Destruction récente des Indiens
Guaranis et Charruas. Revue des Deux Mondes. Paris, 3ème série, t. II, 1834, ps. 698-712. Article traduit en allemand.
Die Guarani und Charrua-Indianer. Das Ausland. Munich, t. VII, 1834, ps. 980, 983-984, 991-992, 995-996”.
45. Daniel Vidart escribe acerca de la descripción de este parto: “Esta maniobra-técnica del cuerpo diría Mauss- se
conocía muy bien en nuestra familia: mi abuela María Marote había visto a más de una india de las recogidas en su casa
marchar hacia el arroyo Soto, acercarse a la orilla, tomarse, con ambas manos separadas, de las ramas de los sauces
llorones que pendías sobre la ribera, dar a luz en cuclillas y de inmediato bañar sus criaturas en el agua fría.”. Vidart,
Daniel “El Mundo de los Charrúas”, p. 132, Montevideo, 1996 (ver bibliografía).
46. Colchón de paja.
47. La expresión “sentado en sastre” significa en francés estar sentado con las piernas cruzadas.
en el piso, el mismo día, como los días anteriores y desde entonces, Guyunusa se aseó
como de costumbre, se bañó la cabeza en un balde de agua fría; tuvo un poco de fiebre
de leche, para lo que no se detuvo un instante, comiendo carne casi cruda cuando tenía
hambre, como a su costumbre. La pequeña Charrúa nació a término, su cabeza es muy
chiquita, sus cabellos son de un negro azabache y muy espesos; su piel es de color
tierra de Siena oscura, como la de sus padres. Su madre no pudiendo alimentarla, se
dijo, se le dieron alimentos que ocasionaron una inflamación de la barriga, y después
del cuello de la vejiga; de ahí la retención de orina por la cual la he examinado. Exigí
que esta niña sea alimentada por su madre; hoy se encuentra bien.”48
En su obra, Paul Rivet reprodujo algunas notas que Dumoutier no publicó en su
estudio frenológico49. Éstas aportan más detalles sobre ese parto, a continuación reproduzco
algunas de ellas:
“A la tercera contracción, dió a luz. Tenía las piernas cruzadas, manteniéndose suspendida
a una correa fijada a la altura de su pecho. Ella misma hizo sus preparativos
en el día sintiendo que iba a dar a luz. En el suelo, una piel doblada en cuatro le servía
para descansar después del dolor, y cuando dejaba la correa. Cuando un dolor volvía,
Tacuabé parado trás ella la apretaba en sus brazos y con sus manos le apretaba fuertemente
la barriga que deprimía y la hacía saltar de tiempo a otro como para obligar
al feto a bajar por su peso. Ella se quejaba sólo durante los dolores y rehusó definitivamente
acostarse, habiendo anteriormente dado a luz siguiendo la costumbre de su
país. En el momento del pasaje, la cabeza habiendo salido, el niño gritó50. Tacuabé
rogó a la Sra Lesueur de asistir a Michaëla cuyas tuberosidades isquiáles tocaban
casi los talones, por lo que era imposible entonces recepcionar al niño por delante.”
(…) “En el momento de la expulsión de la placenta que ocurrió inmediatamente después
del parto, se quejó de nuevo, retomó su actitud como para dar a luz. Tacuabé la
tomó y la apretó aún más fuerte que la primera vez. La Sra Lesueur habiendo palpado
reconoció que la implantación estaba arriba y atrás y por leves tracciones reconoció
también que ella (la placenta) todavía se pegaba, después de la segunda contracción,
se separó. Su mujer no presentaba nada en particular, su volúmen no excedía al de
(una placenta de) 5 a 6 meses; era perfectamente circular y de una perfecta integridad.
El cordón era muy voluminoso, más grueso que el pulgar, corto.” (…)”Tacuabé
sin que se lo pidiera, trajo un cuchillo para cortar el cordón, una palangana y agua
que había entibiado para lavar al niño.” (…) “Ayer de tarde, estaba abatida, la piel
habitual, los senos son muy poco obstruídos51 de un gran volúmen, puntiagudos; el
pezón no es distinto y moderadamente obstruído; tiene muy poca leche. El niño no
puede mamar a no ser con dificultad a causa de la forma del seno, y de la escasez de
leche; se le alimenta; tiene la barriga cinchada desde el parto.”52 (…) “El (Tacuabé)
ama los niños y acaricia mi hija”53,54
48. Tanchou, Stanislas, Accouchement de la femme Guyunusa (Charruas) et rétention d’urine chez sa petite fille
âgée de deux jours. Gazette des Hôpitaux, Paris, 6° año, t. VII, n° 125, 1833, p. 384.
49. Dumoutier, Pierre-Marie-Alexandre Considérations phrénologiques sur les têtes de quatre Charruas (Journal
de la Société Phrénologique de Paris, t. II, 1833, ps. 74-102.) apéndice IX de Rivet, op. cit nota 1pp. 100-117. Estas
notas, según Rivet, fueron recopiladas por Hamy bajo varias secciones: “Fragmentos sobre los Charrúas”, “Polémica
contra Virey al respecto de los Charrúas. Fragmentos”, “Notas etnograficas”, “Notas frenológicas”, “Notas sacadas de
Azara”. Estas se mantienen inéditas, según Rivet por su falta de interés.
50. En francés, la palabra “enfant” puede designar niños de ambos sexos.
51. El Diccionario de la Academia francesa dá como definición de “engorger”: “Obstruir. (…) Se dice, en Medicina, de
lo que causa embarras en los vasos de cualquier parte del cuerpo y una aumentación de volúmen”. Op. cit. nota 35.
52. Aquí Rivet escribe que al parecer se trata de Guyunusa y no del niño.
53. Rivet no aclara aquí si se trata de la niña de Dumoutier o de la de Mme Lesueur (la partera).
54. Op cit. nota 1, p. 24-25.
Gran parte de las observaciones que nos dejó Dumoutier en esas notas son aproximativas.
Sin embargo constituyen algunas de las pocas descripciones hechas por un
observador directo. Cito aquí una ya famosa, la del “violín de Tacuavé”:
(...) “Por más que fabriquen sólo objetos que sean para ellos de primera necesidad, se
les encuentra también algunos de puro agrado: así como la clase de violín monocordio
de los que les he visto sacar sonidos muy dulces y bastante armoniosos. Una pequeña
rama de árbol teniendo bastante rigidez, es la que prefieren: después de haberle quitado
la corteza, hacen cerca de una de sus extremidades un pequeño tajo circular, a diez
pulgadas o un pié de distancia hacen otra parecida, y cortan la vara a cinco pulgadas
más o menos por debajo del segundo tajo: esta parte es el mango del instrumento.
Quince a veinte crines de cola de caballo son fuertemente atados de manera a que
formen un lazo, que es atravezado por el palo, y que se hace subir hasta dos pulgadas
aproximadamente del tajo inferior; la otra extremidad de los crines está fijada al tajo
superior, del que no debe poder separarse. Para tocar de este tipo de violín, hunden la
vara, para que el asa de crines baje en el tajo inferior y que allí estén tendidos como
la cuerda de un arco; toman el mango de la mano izquierda, de manera que tres de
sus dedos puedan servir de teclas para variar los sonidos, y ponen entre los dientes
la otra extremidad del violín, una pequeña vara recta y lisa que mojan de saliva, es el
arco que hace vibrar las crines; y la apertura de los labios, que en función de que se
agranden o se apreten, como para tocar guimbarda, les sirve para modular y variar
el tono. En un instrumento como éste se puede pensar que la cantidad de notas que se
puede obtener es bastante limitado; sin embargo llega casi a un octavo, y las melodías
que permite tocar son monótonas y poco variadas; su medida es generalmente en tres
tiempos. Es de pensar que tienen algunos cantos, pero no los he escuchado. Uno de los
cuatro que está en París tiene un silbido entonado, cuando se le dá la gana.”55
En otros artículos por entonces publicados por la prensa y los científicos, se pueden
relevar algunos datos interesantes desde el punto de vista etnográfico, siempre
con cautela y precaución, ya que algunos no fueron sino la copia alterada de otros,
reproduciendo aproximaciones y hasta errores en sus escritos. Me limito en la presente
entrega a mostrar parte de ellos, seleccionando algunos pasajes como el siguiente, del
ya citado Le National:
(…) “Michaela, muy bonita para una Charrúa, no tiene otra particularidad física de
notar que los rasgos de tatuaje que lleva sobre la frente y sobre la nariz. El tatuaje,
tán común en los mares del sur y los Americanos del Norte es poco esparcido en el sur.
Entre los Charrúas, es sólo practicado en las mujeres y se limita a tres rayas azules
que se extienden verticalmente sobre la frente, desde la raíz del cabello hasta la punta
de la nariz. (…) El vestido de los Charrúas es extremadamente simple. Está compuesto
para los hombres como para las mujeres: 1° de una suerte de gran abrigo cuadrado,
en forma de casulla de cura, cayendo casi hasta tierra, y que se agarra sobre el pecho
por sus dos ángulos superiores. Está hecho de pieles de animales salvajes, y cosido con
hilos de intestinos de avestruz; el pelo está para el lado interior; el lado exterior está
pintado de figuras irregulares de diversos colores; 2° de una clase de falda de cuero
o paño tosco, llamado chilipa, mantenido alrededor de los riñones por un cinturón, y
que baja hasta el tobillo.”56
55. Rivet, Paul op. cit nota 1, apéndice IX p. 112. Este texto fué traducido y publicado también en las obras de
Lauro Ayestarán: La música indígena en el Uruguay, Universidad de la República, 1949, y La música en el Uruguay.
Tomo I, Sodre, 1953, Montevideo.
56. Op. cit. nota 35.
Uno de los artículos que más llaman la atención es el de Léon Gozlan. Este artículo,
con netos acentos irónicos parece bastante poco riguroso en cuanto a la fidelidad histórica.
Tal es así que cita a cuatro academias (habían cinco en ese momento y sólo dos
fueron a la visita) y habla de un dios llamado Balthazar al que hubieran venerado los
Charrúas. No obstante, Gozlán nos acercó un texto que constituye una diatriba hacia
el saber académico de su época y una reflexión sobre la humanidad de esa exhibición.
Este dato no es menor si queremos considerar la complejidad del entorno en el que
debieron vivir los amerindios en aquella Francia del siglo XIX. Transcribimos aquí un
pasaje en el que nos cuenta una anécdota que sintetiza esa idea:
“(…) Desde una hora por lo menos, las cuatro academias prolongan su boba curiosidad,
cuando, torturado por su agobiante inquisición, uno de los tres Charrúas, el
Vaïmaca Péru, hizo escuchar unos sonidos guturales, que debían ser una interrogación
por su mirada muy decidida, al exhalarlos. Los doce académicos debieron estimarse
felices de apreciar la organización vocal de los Charrúas, y fué probablemente entonces
que el Sr Virey, que había dejado de comer, imaginó que el arco cigomático era
más extendido en ellos que en los Europeos. Para mí, se trataba de saber qué idioma
había hablado el Charrúa; aguardaba esta aclaración; porque estaba seguro que
los académicos lo habían perfectamente entendido y distinguido de los otros idiomas
americanos. Pero cuando de nuevo, el Charrúa repitió su frase interrogativa, tuve que
concluir que si los académicos poseían el conocimiento del idioma de los Charrúas,
no sabían que responderle. Súbitamente, un intruso, colado como yo fraudulentamente
entre los sabios, me dijo, pero bajito, por miedo de comprometerse: el Charrúa habló
en español, ¿lo sabe? Dijo puramente, muy gramaticalmente: Que veulent ces hommes?
¿Qué quieren esos hombres? (…) Pero una niña ha nacido. Guyunusa ha dado a luz a
una niña, una pequeña charrúa que será francesa, parisina, de la comunión del abato
Chatel57, y morocha picante58. Tacuabé, joven guerrero, al que ven de pié (…) estudia
el idioma francés y cuando lo domine al mismo punto que el Sr. Virey, en poco tiempo,
hará su informe sobre las cuatro academias y los doce académicos. Será curioso; le
dedicaremos un artículo.”59
El cacique Vaimaca Perú murió una semana antes del nacimiento de la niñita en
París, el 13 de setiembre. Meses antes, el ya citado L.P. escribía sobre él:
“Su nombre es Vaimaca, pero los Charrúas le llaman siempre Péru” (…) “Péru habla
con bastante soltura el español y entiende también el portugués” (…) “Deseó, por
ejemplo, ver al rey de los Franceses. Es el único hombre que su orgullo de príncipe
no juzga indigno de ser visto por él en tierra extranjera. Se propone pedirle una nave
y unos cien hombres para volver a América, cortarle la cabeza al presidente Ribéra,
y vengar a su nación.”60
Paul Rivet escribió que su cuerpo fue, al igual que el de Senaqué, llevado al laboratorio
de Anatomía humana del museum61. José Joaquin Figueira ubicó la mención
siguiente en los índices de defunción del 5º distrito (antiguo) de París:
57. Ferdinand François Chatel, nacido en 1795, fué un abate reformista, creador de la llamada “Iglesia Católica
Francesa” se pronunció en contra del celibato de los sacerdotes y del poder coercitivo del papa, en favor del divorcio
y se posicionó como “del lado de los pobres”.
58. “Se dice, (…) de las personas que gustan por la vivacidad y el agrado de su fisionomía más que por la regularidad
de sus rasgos.”, op. cit nota 35
59. Gozlan, Léon. Visite des quatre Académies aux sauvages Charruas. Musée des Familles, Paris, 31 octobre
1833.
60. L . P. Le National del 4 de julio 1833. In Rivet, op. cit nota 1. Apéndice V, p. 81
61. El esqueleto de Vaimaca fue después conservado por el Museo de Ciencias Naturales, más tarde Museo del
Hombre de París, antes de ser repatriado al Uruguay el 17 de julio del año 2002.
“Vaimaca Peru. Jefe tribu india, (América), fallecido a los 55 años,
(calle de la) Chaussée d’Antin n° 27, el 13 de setiembre de 1833.”62
La opinión pública fue manifestándose de forma cada vez más crítica frente a la triste
exhibición. Es así que Paul Rivet citó una carta publicada en Le Magasin Pittoresque
en 1842 en la que se habla de la visita del Sr Auguste Saint-Hilaire, quien, escandalizado
informó a sus colegas de la pésima condición en la que se encontraban los amerindios.
El mismo documento indicaba que como consecuencia de su informe:
“El Sr Séguier en su doble calidad de académico y magistrado fue encargado de
obtener de la administración, la reparación de los daños y perjuicios causados a los
desgraciados Charrúas (…) de los cuales no estaban excluídos los latigazos y esto
ante el más mínimo pretexto”.63
Informado el jefe de la policía, la administración se comprometió a liberar a los
cautivos y a tomar las medidas que requería su situación excepcional. Lamentablemente,
el empresario, que fue sin duda informado de este estado de cosas, desapareció con el
toldo y los Charrúas. Se le creyó en camino hacia Estrasburgo, donde se le dio orden
de arresto pero nunca se le vió llegar. Es poco menos de un año más tarde y mucho
más al sur, en la ciudad de Lyon, que volvemos a encontrar el rastro de nuestros sobrevivientes.
José Joaquín Figueira encontró en 1958, en los archivos municipales de
Lyon el documento siguiente:
Fig. 10. Acta de difunción de Micaela Guyunusa hoy en los archivos de los Hospices Civils de Lyon.
“El veinte y trés de Julio de mil ocho ciento treinta y cuatro a las once horas de la
mañana, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los señores Anthelme
Nochet, de treinta y seis años y Etienne Tissot cincuenta y cinco años, empleados en
el hospital de enfermos de esta ciudad, quienes han declarado que Micaëla Guyunusa,
de veintiseis años, nacida cerca del río Uruguay (América Meridional) domiciliada
en Cour des Archers, n° … esposa de … Tacuabé que estaba sin oficio, ha fallecido
ayer de noche a las nueve. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, estos
lo han firmado con nosotros.”64
62. Figueira, José Joaquín. El Cacique Charrúa Vaimaca Perú fué soldado de Artigas, Montevideo, Publicación
especial del Diario “Acción”, Montevideo, 18 de junio de 1964.
63. “Lettre au directeur”. Le magasin pittoresque. Paris 10ème année, 1842, p. 48 in Rivet, op. cit. nota 1, p. 30.
64. Op. cit. nota 1, p. 31.
Pocos meses antes, en abril de 1834, Lyon había vivido tumultos que causaron
más de 300 muertos65. Un texto de la época nos cuenta que muchas casas de la Rue
Mercière y de la Rue de l’Hôpital en el barrio del Hôtel-Dieu y de la pensión donde se
alojaron no eran más que montones de ruinas66. Tal debía ser el entorno que conocieron
nuestros protagonistas al llegar a la antigua capital de las Galias. La prensa lyonesa, que
ya había informado de la llegada de los Charrúas a París, lo hizo también de la muerte
de Micaela Guyunusa. El 27 de julio, en un artículo del “Journal du Commerce” se
podían leer las siguientes líneas:
Fig. 11 y 12. Grabado que ilustra las revueltas de abril 1834 (Musée Gadagne) y el Hôtel-Dieu de Lyon,
cuya construcción remonta al siglo XV y que tuvo entre otros famosos médicos a François Rabelais.
“Una de las mujeres Charrúas, de esos salvajes de America Meridional, traídos a
Francia por un especulador que contaba con su presencia para imponer un rico tributo
a la curiosidad pública, y que ha sido completamente engañado en cuanto a su anhelo,
acaba de morir en el Hôtel-Dieu de Lyon, de una tísis pulmonar. Es la cuarta persona
de esta familia que fallece desde su llegada a Francia. Deja un niño y un esposo que
el alejamiento de su patria va a volver doblemente infelices.”67
Años más tarde, José Joaquín Figueira ubicó otro documento que prueba el pasaje
de Laureano Tacuavé y Micaela Guyunusa por Lyon en los archivos municipales de
dicha ciudad. Se trató del registro de viajeros de 1834 en el que se puede leer:
Fig. 13. Extracto del registro de viajeros de la Pensión Parret (Archives Municipales de Lyon).
“Apellido y nombre de los arrendadores: Pensión Parret, Cour des Archers, N° 5;
Apellido y Nombre de los estranjeros: Tacamabé y su esposa; Profesión: Saltimban-
65. Las cifras del Hotel Dieu fueron de: 218 atendidos, entro los cuales 90 traídos muertos y 42 muertos por sus
heridas. A estos hay que sumarles las pérdidas por parte del ejercito que fueron según J.B. Monfalcon de 55 muertos y
267 heridos. Monfalcon, J.B. Histoire des insurrections de Lyon en 1831 et 1834, p. 305. Louis Perrin rue d’Amboise
6, Lyon, juin 1834.
66. Op. cit. nota 63, p. 280.
67. Journal du commerce de Lyon, 27 de julio de 1834, in Rivet, op. cit. nota 1, p. 30. Publicado fotográficamente
por José Joaquín Figueira en op.cit nota 5, op. cit. nota 60 y “Eduardo Acevedo Díaz y los aborígenes del Uruguay”,
Boletín del Estado Mayor del Ejercito, “División Historia”, Montevideo, 1977.
qui; Edad: 22; Nombre de las comunas en las que viven: Montevideo; Lugar de donde
vienen: París; Fecha de llegada: 7 de julio de 1834”68
En una lista de pensiones de Lyon, José Joaquín Figueira afirma haber encontrado
el nombre de la pensión que habría sido “Auberge du Cheval Blanc”69. La Cour des
Archers poco tenía que ver con la actual Rue des Archers, construída esta última a
fines del siglo XIX.
Fig. 14 y 15. La cour des Archers hoy y parte de un mapa de Lyon de 1831 (extraído del catastro Napoleónico).
Subrayada en verde aparece la Cour des Archers. En celeste la porción que queda hoy. Es de
notar que esta calle se encuentra tán solo a dos cuadras del Hôtel-Dieu.
La Cour des Archers, que estaba a lo largo de la antigua prefectura70, desapareció
en gran parte al mismo tiempo que ésta. Sólo subsiste un tramo escaso al que se accede
por la Rue Confort. En el catastro napoleónico de 1831, se puede ubicar a la Pensión.
En los archivos de los Hospices Civils de Lyon se me informó que a la sala Montazet
del Hôtel-Dieu, donde debió ser atendida Micaela Guyunusa, se le daba entrada sólo
a quienes pagaban y muy caro, lo que indique quizás que alguien prestó ayuda a la
pobre mujer ya agonizante a su llegada (falleció el mismo día). Por otra parte, cabe
aquí destacar que la tuberculosis, enfermedad de la que fallece Micaela Guyunusa,
era considerada una enfermedad hereditaria y no contagiosa en aquella época71. Por
lo tanto no se habrían tomado las medidas necesarias para evitar el contagio. Destaco
aquí también la imposibilidad con los datos conocidos, de saber donde y cuando habría
contraído esta enfermedad, ya que el tiempo en el que ésta puede volverse fatal es extremadamente
variable, yendo de semanas a varios meses. Micaela Guyunusa pudo haber
sido enterrada en uno de los tres cementerios que existían por ese entonces en Lyon,
que eran los de “la Guillotière”, “l’Antiquaille” y la “Croix-Rousse”, cuyos registros
no remontan desgraciadamente a esos años. El príncipal investigador uruguayo que se
68. El documento entero fue publicado en op. cit nota 5 y en el suplemento del 4 de abril de 1961 del diario El día.
69. Dato informado oralmente en setiembre de 2007.
70. Jefatura de policía.
71. Las que ponían el acento sobre el contagio, las que la atribuían a desórdenes fisiológicos, las que situaban el
orígen en predisposiciones hereditarias, y las que le veían una relación con el comportamiento y los hábitos. Jacques
Bernier señala también que solo en los países del sur de Europa se tomará en cuenta la etiología contagiosa, lo que
el atribuye a diferencias ideológicas con los países del norte. L’interprétation de la phtysie au XVIII° siècle, Bernier,
Jacques, CBMH/ BHCM / Volume 22:1 2005 / p. 35-56, Université Laval, Québec, Canada. Cita como fuentes:
Dictionnaire des dictionnaires de médecine Français et étrangers (Paris, Germer Baillère, vol. 6, 1841, p. 312-314;
P-H Nysten, Dictionnaire de Médecine, Paris, J.B. Baillère, 1858, p. 1081-1083; Encyclopédie du XIX° siècle (Paris,
1877, vol 35-36, 1877) p. 337-341.
dedicó a este tema, José Joaquín Figueira, emitió en 195872 la hipótesis que Tacuavé
se hubiera producido en un circo en Lyon bajo el nombre de “Jean Soulassol”, que
en un suelto es descrito como “sorprendente por su fuerza maxilar e india”73. Se basa
en la mención “saltimbanqui” que aparece en el registro de viajeros citado, en que no
halló en el mismo momento otro circo que el que cita a “Jean Soulassol”, y que además
éste último deja de producirse el día en el que muere Micaela Guyunusa. Como último
hallazgo, y objeto principal de este artículo, publico aquí la partida de defunción de la
hija de Micaela Guyunusa.
Fig. 16. Acta de defunción de Caroline Tacouavé, Archivos Municipales de Lyon
El documento, que es el último en el que aparece el nombre de Tacuavé y de la hija
de Micaela Guyunusa indica lo siguiente:
“El veintinueve de agosto de mil ocho cientos treinta y cuatro a las dos y cuarto de
la tarde, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los Sres Jules Lalounet,
de treinta y cinco años pintor y decorador, gran calle Mercière n° 56 y Jean Jacques
Chardonnet, cuarenta años traiteur74 misma casa, quienes han declarado que Caroline
Tacouabé, de un año, nativa de París, hija de Laurent doméstico, viviendo en la
susodicha casa y de la difunta Michella Gununusa ha fallecido ayer de noche a las
cuatro horas. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, han firmado con
nosotros:
Lalounet Chardonnet”
Por primera vez conocemos aquí el nombre de la niña, que no es ni Mónica, ni
Micaela, ni Libertad o Igualdad como se ha afirmado fantásticamente en algunos
otros libros o artículos. Pero ese nombre no significa que no haya tenido otro, de corte
indígena, en el marco de una estrategia identitaria. ¿En cuanto a Carolina, quizás fué
ese el nombre de Mme Lesueur o de la hija de ella o aún de la hija de Dumoutier a la
que vimos que Tacuavé acariciaba en París? Señalaré aquí solamente que ese nombre,
según los registros franceses, estuvo muy de moda a partir del siglo XIX, lo que quizás
72. “Nuevos descubrimientos sobre los últimos Charrúas hizo en Europa un estudioso uruguayo” in El diario del
29 diciembre de 1958, p. 18.
73. “Nuevos descubrimientos sobre los últimos Charrúas hizo en Europa un estudioso uruguayo”, El diario del 29 diciembre de 1958, p. 18.
74. La traducción más justa que encontré aquí es la de “especialista en comidas preparadas”
se debió a la popularidad de Caroline Bonaparte75, o de la reina Carolina, esposa del
rey George IV de Inglaterra76. No lleva el documento la causa de la muerte de la niña,
pero se puede suponer que haya sido contagiada de tuberculósis por su madre. Laureano
Tacuavé es nombrado aquí al estilo francés “Laurent Tacouabé”, lo que nos hace
suponer que por ese entonces ya se comunicaría en francés y habría decidido conservar
su nombre alterándolo tan sólo de esa forma. También nos lo sugiere su profesión,
la de “domestique” o sea empleado doméstico (mucamo). ¿ Pero sería el empleado
de alguno de los dos hombres citados en el documento ? El 56 de la calle Mercière
tiene más de cinco pisos y albergaba unas 20 familias. Esta calle era en ese entonces
famosa por sus numerosos comercios, siéndolo hoy por sus restaurantes. Buscando
en los registros de los habitantes de la misma dirección para los años siguientes, sólo
encontré el de Chardonnet en el año 1836 y 184177, habiendo desaparecido el de Lalounet.
Como resultado de este hallazgo, sabemos ahora que el último sobreviviente del
grupo llevado por de Curel fue Laureano Tacuavé. Por una ironía de la historia, es el
único del que no tenemos ninguna imágen fidedigna78. Si nos referimos a las fuentes,
Laureano Tacuavé usaba la burla para con su público y demostraba un cierto sentido
del humor, hechos que afirman una cierta capacidad de adaptación. Dumoutier indicó
en sus notas inéditas:
“La imitación es una de las facultades muy activas en Tacuabé. Le he escuchado imitar
la voz de las personas que vienen a visitarlo, burlándose de ellas bajo todos los conceptos,
por ejemplo imitando el gesto de una persona que toma su lente para mirarlo.”
(…) “El sentido metafórico combinado con el espíritu de alegría le es fácil y de un
uso común. Por ejemplo, se quejaba un día que habían venido muy pocos visitantes
y quería hacer entender que había tenido pocas ganancias. Desenvaina entonces su
cuchillo y dándo vuelta la vaina, como cae de ella tán sólo una moneda de un franco79,
miró el cielo que era puro en ese momento: “Oh, dijo, hoy el tiempo es feo porque
nada cae del cielo”. Habiendo sacado de mi monedero una moneda, empezó a mirar
el cielo de vuelta y dijo riendo: “Faltan 4 horas antes de la puesta del sol; el cielo
empieza a ponerse lindo”. Su compañero Péru, que no había dado el mismo sentido a
esas palabras, miró también el cielo y parecía asombrado de verlo sereno. Entonces
Tacuabé, y también su mujer se pusieron a reír a carcajadas indicando un lugar del
cielo de donde había caído la moneda”80.
Al final del artículo de Camus, encontramos otro dato que nos indica la
particularidad de su carácter:
(…) Para Tacuabé y Guyunusa, fueron a ver a la revista, asistieron a las fiestas, y vieron
los fuegos artificiales. La mujer se asustó; pero el joven lo disfrutó y declaró que
75. Caroline Bonaparte, nacida Marie-Annonciade Bonaparte en Ajaccio en 1782 y muerta en Florencia en 1839.
Hermana de Napoleón I, se casa en 1800 con Joachim Murat, gran duquesa de Berg y de Clèves en 1806, fue después
reina de Nápoles de 1808 a 1814.
76. Carolina of Brunswick (1768-1821) se casa con George Fredrick August, siendo éste príncipe de Gales. En 1795,
viviría separada de su marido y este le impidió compartir el trono cuando accedió al mismo en 1820, lo cual suscitó
mucha polémica en Inglaterra.
77. Página 31 del registro del año 1836 y vista 18 del registro del año 1841 de la Grande Rue Mercière, Archivos
Departamentales del Ródano, Lyon.
78. Se realizaron moldeados del cuerpo entero de Senaqué y del busto de Vaimaca una vez ellos muertos y del busto
de Guyunusa estando ella viva hecha por Dumoutier. Estos fueron después conservados en el Museo de historia Natural
de París, pasando después al Musée de l’Homme. Actualmente hay copias de los bustos de Vaimaca Perú, Senaqué
y Guyunusa en la embajada de Francia en Uruguay y dos de Vaimaca y Guyunusa en el Museo Histórico Nacional.
También se hizo un vaciado intracraneanio de la calavera de Vaimaca en el siglo XIX, y por otra parte, Rivet encontró
en el Museo citado las partes sexuales de Senaqué que hizo examinar por M. Clavelin. Op. cit note 1, p. 50.
79. “20 sous” era el nombre que se le daba a una moneda de un franco en 1834.
80. Nota de Dumoutier in Rivet, op. cit nota 1, p. 37-38.
después de Polichinela, el comisario y su gato, nunca había visto algo tan divertido
como un fuego artificial.(…)81
Fig. 17 y 18. La Rue Mercière y la fachada del número 56 hoy.
Eugenio Petit Muñoz subraya que Paul Rivet no dice de Laureano Tacuavé que era
Charrúa sino “hijo de un indio Charrúa”. Según él, su nombre, los de sus padres, y el
hecho que estuvieran casados en la iglesia, indican que pudiera ser de orígen Guaraní,
o mestizo82. El mestizaje, como proceso cultural, implica el uso de estrategias y la
capacidad de adaptarse a escalas referenciales distintas. Los famosos naipes que Dumoutier
reprodujo y que han sido atribuídos a Tacuavé son un ejemplo de aculturación
y al parecer, según la terminología de Nathan Waechtel, de aculturación asimilativa,
sometiendo signos indígenas a esquemas y a un sistema europeo83. Como lo demostró
Jacques-André Duprey84, al ordenar las cartas de la baraja y señalar que el juego estaba
incompleto, Tacuavé había respetado la baraja española a la perfección, aunque
siguiendo los modelos del siglo XVI, y cambiando las copas por los diamantes de la
baraja francesa. Esa acción de integrar elementos de la baraja española junto a elementos
indígenas, demuestra una lógica que solucionaba el problema del choque cultural y que
mucho pudo pesar en lo sicológico. De no haber padecido alguna enfermedad, bien
puede haber sobrevivido muchos años el aún joven “Laurent Tacouabé” en la lejana
Europa y quien sabe, haber dejado esa descendencia que rumores atribuían a la hija de
Micaela por tierras francesas…85
81. Op cit. nota 41, in Rivet, op. cit nota 1, apéndice VIII p. 97.
82. Op. cit nota 16, p. 65.
83. N. Waechtel usa el ejemplo de Garcilaso de la Vega que somete el tiempo ciclico Inca al tiempo linear europeo
en su obra. Waechtel, Nathan. L’acculturation in Faire de l’histoire dir. Pierre Nora, con Jacques Le Goff, Gallimard
(Bibliothèque des histoires), Paris, 1974.
84. Duprey, Jacques-André, Un retour au pays longuement attendu, Ed. del Bichito, 2002, p. 13-1 et 13-2.
85. Agradezco a José Joaquín Figueira y Gustavo Goldman por sus relecturas, correcciones y aportes al presente
artículo.
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Gallimard (Bibliothèque des histoires), Paris, 1974. Fuente: http://www.unesco.org.uy
El audio de esta página es cortesía de la escritora y poetisa argentina Martina Iñiguez quien es autora de la milonga "Micaela Guyunusa" interpretada por Terucha Solá con música del maestro Mateo Villalba.
Versión inédita
Micaela Guyunusa
Milonga
Recitado
La ardiente rama charrúa
Fue inmolada en Salsipuedes,
Quien la apagó no sabía
Que hay razas que nunca mueren.
Micaela Guyunusa,
Silenciaron tu latido,
Pero burlando a la historia,
Vive tu estirpe bravía
Por siempre en nuestra memoria.
Iª parte
Canela tu piel charrúa,
panal tu mirada oscura,
fue sólo una rama trunca
tu pecho en flor.
Detrás de la mar profunda
tu vientre de nueve lunas
un fruto de amor alumbra
bajo otro sol.
Expuesta como una fiera
de circo, tu orgullo templa
angustias que se silencian
allá en París.
Cautiva mustia de ausencia,
el agua de tus riberas
fecunda de canto y selva
lloró por tí.
IIª Parte
Micaela Guyunusa,
como un pájaro sin nido
aleteó sobre el vacío
tu inútil fe.
Indiecita de alta pluma,
cobijó tu vuelo herido
el abrazo del bravío,
fiel Tacuabé.
Micaela Guyunusa,
el dolor trenzó en tu pelo
nubes de perdidos cielos
allende el mar.
Tu indomable ser charrúa,
en el polvo de tus huesos
sangra aún nostalgias, lejos
de tu Uruguay.
Letra: Martina Iñiguez
Música: Mateo Villalba
Canta: Terucha Solá
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