La Historia del Hotel Casino Carrasco
Un patrimonio cultural recuperado
La historia del Hotel Carrasco y la reconstrucción actual se pudieron ver en una muestra de imágenes fotográficas ilustrativas, acompañadas de textos breves y un video, en el atrio de la Intendencia de Montevideo.
La exposición, titulada “Hotel Casino Carrasco. Historia de un renacimiento”, estuvo apenas dos semanas y el empinado interés del público adquirió una repercusión importante que merecía prolongarla. Es que no todas las muestras realizadas en ese estratégico lugar suscitan la atención. Esta vez, el cuidadoso guión curatorial y la excelencia de la documentación fotográfica, atrapó por igual al visitante común y al sector especializado.
Salvador Sebastián Carrasco, uno de los primeros estancieros, poblador de una zona a quince kilómetros de Montevideo a fines del siglo XIX, legó su nombre al barrio situado al sudeste de la ciudad que luego Alfredo Arocena, otra personalidad popularizada en la designación de la avenida principal del barrio, adquirió los terrenos para formar, en 1912, la sociedad anónima Balneario Carrasco, con la finalidad de levantar un hotel. Así, transformó el lugar en un sitio de veraneo para familias pudientes. Convocó a Charles Thays, el gran paisajista francés, diseñador del barrio –jardín, que, con algunas variantes, subsiste hasta hoy.
La construcción del hotel comenzó en 1912, de acuerdo al proyecto de los arquitectos franceses Jacques Dunant y Gastón Mallet y la colaboración posterior del uruguayo Felix Elena, siguiendo una línea ecléctico-historicista con predominio neoclásico y barroco. Un proyecto arquitectónico inspirado en las lujosas residencias de los balnearios europeos con parques arbolados, indiferente al Art nouveau, la estética dominante en esa época. El inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, interrumpió los trabajos. La intendencia montevideana adquirió los terrenos y el monumental edificio inconcluso, para retomar los trabajos e inaugurar la obra en 1921. Esculturas de mármol de Carrara, en los jardines,116 habitaciones, terrazas cubiertas y al aire libre, salas de juego, salón de fiestas con orquestas bailables (una, Xavier Cugat) y huéspedes ilustres (uno, Federico García Lorca), hicieron del Hotel Carrasco, durante décadas, un referente internacional.
Como sucede a menudo, nada es eterno. El deterioro fue inevitable. Los nuevos y exigentes criterios de confort, lo alejaron del circuito hotelero. Abandonado durante muchos años, el llamado a licitación para readaptar la estructura edilicia tuvo tropiezos de nunca acabar. Finalmente, en 2010, la empresa adjudicataria se comprometió a terminarlo en un plazo de veinte meses, ya superados en la actualidad. De cualquier manera, se anuncia para las próximas semanas la reinauguración. Lo que se pudo conservar, así se hizo. Un equipo de restauradores de alrededor de 400 personas, provenientes en parte de la Argentina, se ocuparon de paredes, techos, pisos, molduras y mobiliario para recuperar la memoria colectiva de un edificio declarado Monumento Histórico Nacional en 1975.
En la muestra del atrio municipal, se pudieron observar la evolución del barrio y hotel Carrasco durante un siglo, sus espacios interiores (camas protegidas de tules), la sala noble y su espectacular iluminación, el actual registro de los obreros sustituyendo las tejuelas de zinc originales, la limpieza de esculturas y los vitrales con mallas de plomo, la exhibición de fragmentos de objetos originales símil piedra, aspectos del mobiliario auténtico. Y, desde luego, fotos de los ambientes festivos de un Uruguay relativamente feliz, en los alocados años veinte y después. Dentro de poco se sabrá si la inversión de 60 millones de dólares valió la pena.
Fuente: La República
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